COLUMNA INVITADA

Después de las grabaciones

Transcurrió una semana de las filtraciones del Fiscal General de la República, Alejandro Gertz Manero

OPINIÓN

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Onel Ortiz Fragoso / Colaborador / Opinión El Heraldo de México Créditos: Especial

Transcurrió una semana de las filtraciones del Fiscal General de la República, Alejandro Gertz Manero. Más allá del escándalo, debe preguntarse:¿cuáles fueron las consecuencias y más importante, qué curso tendrán los acontecimientos? ¿Sabremos quién lo espió? ¿Renunciará?

Un viejo columnista, como fue Manuel Buendía, sabía que ciertos hechos tenían que dejarse madurar para que las verdaderas intenciones salieran a flote; dejar pasar la primera ola y esperar a que la marea bajara para saber qué destrozos había y quién aparecía desnudo. En el asunto de las grabaciones, la marea aún no baja, pero las cabezas de los involucrados comienzan a salir a flote.

El fiscal tiene el derecho de esclarecer y pedir que se investigue la muerte de su hermano. No puede utilizar los recursos de la Fiscalía, ni el poder de su cargo para incidir en dicha investigación. Hacerlo constituye un delito, que debe ser investigado y en su caso, sancionado.

Ningún integrante de la Suprema Corte de Justicia puede sentirse presionado por otro poder o por algún personaje. Si un ministro no es capaz de aguantar esas presiones, no puede y no merece estar en ese cargo.

No conozco ninguna sentencia por espionaje en México, por lo cual, las posibilidades de que se conozca quién espió al Fiscal y quién filtró las grabaciones son prácticamente nulas. En este delito la impunidad está garantizada. Lo que sí es evidente es la intención de dicha filtración.

No es la justicia, se trata de destruir la credibilidad del fiscal en el caso en contra de su familia política y en sus funciones como cabeza de la procuración de justicia. Dicha credibilidad no se sostiene por el apoyo de otros poderes o del Presidente, sino con la acción y hechos. La llamada “conspiración mediática” no existe. El titular de la Fiscalía debe responder ante el Senado.

Las declaraciones de apoyo del Presidente al Fiscal no fortalecen a este último, sólo mina la credibilidad del personaje y debilita la autonomía de la institución. Ofrecer el pecho en cada uno de los escándalos y conflictos de su gobierno no resuelve el problema y sí le quita tiempo para atender los problemas que enfrenta la sociedad y gobernar al país.

La oposición, en el papel que ha asumido en este gobierno, saca raja política de las filtraciones. No los motiva el saneamiento de la vida pública, sino golpear la credibilidad del presidente. Desde el rencor, sentados en su fracaso, se dedican a tuitear mensajes de odio.

Las filtraciones demostraron la fragilidad de las instituciones. Se puede espiar al procurador en éste y cualquier caso de relevancia nacional. El fiscal está inmerso en un remolino de intereses personales. Desde la perspectiva de la sociedad, la salida se encuentra en la cancha de la Suprema Corte. ¿Cuál será el sentido de su próxima resolución? La política es de bronce.

POR ONEL ORTIZ FRAGOSO
ANALISTA POLÍTICO Y ASESOR PARLAMENTARIO
@ONELORTIZ

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