El mundo está a las puertas de una crisis alimentaria. Los precios, que se habían disparado tras dos años de pandemia por coronavirus (debido a la ruptura de la cadena de suministro), se elevan aún más por la invasión rusa a Ucrania, ambas naciones son consideradas el granero del planeta.
De la duración del conflicto depende el tamaño del desastre. La fértil tierra del Mar Negro suministra alimentos a Europa, África y Asia, principalmente.
Casi 2.5 millones de personas han dejado Ucrania —en un éxodo cuyas dimensiones son sólo comparables a la Segunda Guerra Mundial— y cientos de miles más se han desplazado internamente, los campos han quedado desatendidos, y los puertos no pueden hacer los envíos habituales de trigo, cebada, maíz y otros granos.
Desde que inició la invasión (el 24 de febrero), el precio del trigo ha subido 55 por ciento y si el conflicto se alarga, se prevé que en julio haya severos problemas de abastecimiento a escala mundial.
A ello se suman los altos precios de los energéticos, principalmente de la gasolina, que causan una inflación generalizada por el traslado de productos.
De acuerdo con el Consejo Internacional de Cereales, los problemas de suministro agravarán la pobreza a países como Yemen, Egipto (el mayor importador de trigo en todo el planeta) y Líbano (que importa 60 por ciento del trigo de Ucrania).
La crisis alimentaria también afectará a los animales, Ucrania y Rusia son grandes productores de forraje para ganado (pienso), lo que a su vez repercutirá en los costos de los cárnicos, lácteos y sus derivados.
Las naciones en conflicto producen además de granos, energía y fertilizantes minerales. Esta semana, la ONU advirtió que la seguridad alimentaria pende de un hilo. En las regiones más pobres la gente se limita a comer un poco de pan, en Egipto el pan es subvencionado.
Moscú adelantó en estos días que priorizará la industria panadera nacional; mientras el G7 lanzó un llamado para no restringir la exportación de alimentos.
“Debemos asegurarnos de que los precios no se disparen aún más debido a la distorsión del mercado si algunos países impiden las exportaciones”, indicó el ministro de Agricultura de Alemania, Cem Özdemir.
Ante el pánico mundial, las autoridades Nigerianas incentivan la siembra de trigo, pues dependen del que les llega de Rusia. También se esperan afectaciones en Indonesia, donde los fideos son un producto básico.
En Europa ya se espera un racionamiento en los supermercados, sobre todo del aceite de girasol.
Los agricultores ucranianos esperan que la producción de trigo de desplome a la mitad
La turbulencia económica causada por la guerra que inició Putin va para largo… y lo más afectados serán los países más pobres.
POR ALEJANDRA MARTÍNEZ
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