COLUMNA INVITADA

La sin razón y la irracionalidad de México

Las gradas, pasillos y túneles de acceso al estadio mundialista fungieron como el sitio ideal en donde sucedió una trifulca colectiva entre aficionados del equipo de primera división Gallos Blancos y el campeón del futbol nacional los rojinegros del Atlas, durante la jornada número 9 de la Liga MX

OPINIÓN

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Luis Miguel Martínez Anzures / Colaborador / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Desde hace muchos años la escalada de violencia en la sociedad mexicana ha venido experimentando una espiral de crecimiento sostenido y en el mejor de los casos en algunas comunidades del país, cierto estancamiento. Hasta ahora, no hay una reducción sustancial respecto a la tasa de homicidios y otros delitos violentos, como los feminicidios, por ejemplo. Las relaciones humanas en el tejido social nacional son cada vez más violentas y en muchos casos los conflictos en múltiples demarcaciones y hogares se resuelven a través de la violencia y la irracionalidad antes que el consenso y la negociación. Es una tragedia.  

El colmo de este fenómeno llego en el momento menos indicado y en el lugar menos esperado. Un estadio de fútbol como la Corregidora de Querétaro, fue escenario de una batalla campal el sábado 5 de marzo del presente año, entre dos grupos de animación conocidos en el medio deportivo como “barras”.  

Las gradas, pasillos y túneles de acceso al estadio mundialista fungieron como el sitio ideal en donde sucedió una trifulca colectiva entre aficionados del equipo de primera división Gallos Blancos y el campeón del futbol nacional los rojinegros del Atlas, durante la jornada número 9 de la Liga MX. El partido se suspendió en el minuto 62, cuando la violencia se desbordo e hizo que la gresca que se estaba gestando en las tribunas del estadio, ocasiono que muchas personas decidieran invadir el campo de juego para tratar de protegerse y alejarse de los grupos en conflicto.  

La irracionalidad, el caos y las escenas de pánico e incredulidad podían verse en varios videos difundidos en medios de comunicación y redes sociales. Familias aterrorizadas corriendo en desbandada hacia el campo de futbol; padres intentando proteger a sus hijos, golpizas salvajes de varios sujetos contra uno solo y agresiones en las que se usaban de proyectiles todo tipo de objetos eran la constante en el campo de juego, en las gradas del estadio y en las afueras del recinto. Un escenario alarmante y repugnante de violencia incomprensible y colérica.  

Y el móvil que inicio dicho evento, ¿cuál fue? La sinrazón y la intolerancia, no hay más. Según testimonios de algunos aficionados en el estadio el problema comenzó sobre la cabecera visitante debido a que aficionados del Atlas comenzaron a pelear "con familias que apoyaban a Querétaro". 

"No era tanta gente la que se estaba peleando, si hubieran mandado granaderos ahí quedaba todo, pero no hubo nada de seguridad. Literalmente se estaban peleando mientras el partido estaba en juego y no había nadie de seguridad cerca", expresó para ESPN un aficionado que lo vio todo. 

Lo inverosímil de toda esta aberrante situación, es que, durante el inicio y el desarrollo de estos condenables hechos, los narradores de la transmisión no daban cuenta de lo que se estaba sucediendo y mucho menos, criticaban en tiempo real los desmanes y el vandalismo del que eran presa muchos aficionados en el estadio. Pareciera ser que hablar sobre problemas sociales y críticos para la población como la situación de violencia colectiva que enfrenta México, fuera un tabú para muchos cronistas del medio, que solo se dedicaron a condenar la violencia, pero no, a opinar acerca de las causas que originaron tan injustificables hechos.  

La mayoría de ellos exigieron castigos ejemplares y sanciones históricas para los organizadores de dicho evento y el equipo de fútbol de la ciudad local, pero jamás, mencionaron nombres de funcionarios públicos o empresarios involucrados de alguna manera en el percance. No confundamos y seamos responsables en la opinión acerca de estos acontecimientos, la violencia en el futbol mexicano siempre ha existido, de hecho, ha sido acogida y tolerada desde las mismas administraciones de varios clubes del futbol nacional, porque han decidido privilegiar al negocio por encima de la responsabilidad social y el espíritu deportivo. Las famosas barras de aficionados son apoyadas por varios equipos de fútbol y jamás administradas o atendidas con el detenimiento que requieren. En suma, las autoridades de varias ciudades del país han sido omisas a establecer protocolos de seguridad y darles seguimiento a dichos acuerdos de manera sistemática. Urge un comisionado instaurado por el gobierno, que sea vigilante de los intereses públicos de esta clase de espectáculos.     

POR LUIS MIGUEL MARTÍNEZ ANZURES

PRESIDENTE DEL INAP