COLUMNA INVITADA

En los mares de la educación

El FMI estima que el costo económico del COVID-19 para los estudiantes del mundo podría ascender a 17 billones de dólares

OPINIÓN

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Antonio Argüelles / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Hace algunos años, en una reunión que tuve con ejecutivos de una de las principales empresas transnacionales mexicanas, discutimos su experiencia en el área de recursos humanos y, en particular, el tema de las certificaciones laborales.

La mayor revelación fue que, de los distintos certificados que había, el de bachillerato era uno de los más valiosos para la empresa. ¿El motivo? Un certificado de bachillerato –notaron– es buen indicio de que la persona en cuestión sabe leer, escribir y hacer las operaciones matemáticas básicas, lo que no puede darse por sentado con otras certificaciones.

Recordé esta anécdota cuando, recientemente, un amigo dirigió mi atención hacia una consecuencia más de la pandemia en el ámbito educativo: las secuelas económicas del rezago académico.

Si desde antes de la emergencia sanitaria había una carencia en el mercado laboral de personas que dominaran los aprendizajes fundamentales de lectoescritura y matemáticas, ¿qué pueden esperar ahora los empleadores?

Y, sobre todo, ¿qué sucederá cuando los millones de estudiantes que han permanecido alejados de las aulas en los últimos dos años salgan de la escuela o, peor aún, la abandonen antes de concluir sus estudios?

El Fondo Monetario Internacional estima que el costo económico del COVID-19 para los estudiantes del mundo –por pérdida de aprendizajes, menor productividad y disrupciones en el empleo– podría ascender a 17 billones de dólares en el curso de sus vidas.

Este costo se concentrará principalmente en las economías emergentes, donde el aprovechamiento académico ya era más bajo y las escuelas han permanecido cerradas durante más tiempo.

De los países del G20 que analiza el Fondo Monetario Internacional, México es el que registra el mayor número de días de cierre escolar entre febrero de 2020 y agosto de 2021.

En un estudio publicado en septiembre del año pasado, Luis Monroy-Gómez-Franco et al. calcularon, con base en los años de escolaridad y la pérdida de aprendizaje, los efectos económicos que el cierre prolongado de las escuelas en México podría llegar a tener.

Sus hallazgos indican que la población en las regiones del país más desventajadas sufrirá los principales efectos económicos de la pérdida de aprendizaje.

En términos más concretos, estiman que el cierre de las escuelas en la región sur podría hacer que las personas con secundaria completa perdieran, además de oportunidades de movilidad social, más de 11 por ciento de su ingreso mensual una vez que se incorporen al mercado de trabajo.

Este panorama, ahora desde el punto de vista económico, es una razón más para reforzar urgentemente los aprendizajes fundamentales de lectoescritura y matemáticas, sobre todo en los estudiantes que transitan de un nivel educativo a otro. Antes de aventarlos al agua, hay que enseñarles a nadar.

POR ANTONIO ARGÜELLES
COLABORADOR
@MEXICANO_ACTIVO

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