DEFINICIONES

La realidad alterna de la alcaldesa

Para ella, quienes cometen un delito, no son delincuentes; la violencia es culpa del calor; los crímenes se acabarán si se deja de hablar de ellos...

OPINIÓN

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Manuel López San Martín / Definiciones / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

La alcaldesa de Acapulco, Abelina López, vive una realidad alterna. Para ella, quienes cometen un delito, no son delincuentes; la violencia es culpa del calor y la mala alimentación; los crímenes se acabarán cuando la prensa deje de hablar de ellos...

Sus palabras serían mera anécdota, si no estuviéramos frente a una autoridad cuya inacción mantiene al Puerto sumido en una espiral de descomposición. Lo que trasciende de Acapulco es el caos, la violencia y el desgobierno.

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El viernes de la semana pasada, una turba de vándalos, que se dicen normalistas de Ayotzinapa, intentó tomar por la vía violenta la caseta de peaje de Palo Blanco, en la Autopista del Sol. No sería la primera vez. Los agresores lanzaron lo mismo piedras que palos a elementos de la Guardia Nacional y policías estatales. Hirieron a 37. En el caos, robaron un tráiler y lo aventaron a los elementos de seguridad. De milagro no hubo un muerto. El tráiler terminó estrellándose contra un módulo de turismo. El hecho, que no solo debería ser condenado sin cortapisas, encontró justificación en López. Aseguró que no se puede castigar a nadie porque el tráiler “circulaba solo”. Más todavía: pidió empatía para los violentos. Consideró que las fuerzas federales deberían enfocarse contra la delincuencia, como si quien va a lastimar y provocar lesiones, y utiliza un tráiler como arma, no fueran delincuentes.

"No sé, a quién vas a castigar, porque el carro (tráiler) va circulando solo", señaló.

"Debemos ser empáticos para poder escucharlos (…) Son movimientos, no son delincuentes", expresó. En esas manos está Acapulco.

Una semana atrás, la misma alcaldesa culpó a “la calor” por la ola de violencia en la ciudad.

“La calor también puede ser un factor para la violencia (…) y una mala alimentación, cuando uno trae una mala alimentación, por ejemplo, si comen más carbohidratos, te aceleras”, dijo convencida.

No sorprenden las palabras viniendo de ella. Un par de meses atrás, cuando recién llegó al cargo mostró parte de su “estrategia de seguridad”: si no puedes con la realidad, desaparécela. La ola de crímenes se acabará si los medios dejan de hablar de ella. Durante una entrevista con periodistas, criticó a los reporteros por hacer su trabajo e informar. Exigió no difundir los hechos de violencia porque se genera “alarmismo” entre el turismo.

“La alarma la ponen los medios. Si no cuidamos lo que aquí comemos, no sé qué vamos a comer, no sé qué vamos a comer. ¿Por qué Cancún se mantiene callado? Porque todos hemos entendido que hay que comer”, declaró la alcaldesa. Callar, pues, para tener “qué comer”; no informar, para tener “qué comer”. Pensará que silenciar a los medios borrará la violencia e inseguridad y, de paso, le eliminará dolores de cabeza y la infortuna de tener que responder incómodas preguntas.

Cierto, la alcaldesa se encontró un desastre. Los índices delictivos ya estaban por las nubes mucho antes de que llegara y su antecesora, Aída Román, también de Morena, no dejó dinero ni para pagar la nómina de los policías en el municipio, pero enterrar la realidad lejos de modificarla, la empeorará; el remedio que propone López no es más responsable que lo hecho por la exalcaldesa.

POR MANUEL LÓPEZ SAN MARTÍN
M.LOPEZSANMARTIN@GMAIL.COM
@MLOPEZSANMARTIN

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