TRES EN RAYA

Esta recesión

¿A qué le tiras cuando sueñas mexicano? Aquella canción del gran Chava Flores tiene respuesta en Palacio Nacional

OPINIÓN

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Verónica Malo Guzmán / Tres en Raya / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

¿A qué le tiras cuando sueñas mexicano? Aquella canción del gran Chava Flores tiene respuesta en Palacio Nacional. En el país de los otros datos, Andrés Manuel López Obrador dice que México crecerá un 5% este año, aunque la terca realidad señala que crecer un 2.5% sería un escenario más que optimista. Y bien, la propuesta onírica del ejecutivo federal se basa exclusivamente en eso, en su optimismo.

El primer escollo que impide contagiarse del entusiasmo del tabasqueño es que no terminaba el primer mes de este año y los expertos ya habían recortado la previsión de crecimiento para todo el 2022.

Ojalá sea el único recorte que se vislumbre pero, desafortunadamente, con los altos niveles inflacionarios tanto nacionales como internacionales y la incertidumbre creada por la posible reforma energética en México, todo hace suponer que el crecimiento real al final de este año tampoco alcance ese 2.5%.

Los expertos, aun los más optimistas, consideran que si este año cerramos a la tasa prevista y, para los dos años siguientes el crecimiento económico fuese de un 3% anual, se tendría como crecimiento promedio anual real en este sexenio un 0.7%. El crecimiento más bajo en toda una administración desde los tiempos de Miguel De la Madrid.

Lo único que continúa creciendo es el número de mexicanos viviendo en la pobreza. De acuerdo con el CONEVAL, 3.8 millones de personas entraron a la pobreza en el 2020, dando al momento un total de 43.8% de la población dentro de esa categoría.

Y si bien coincido con AMLO en que no se quiere un gobernante pesimista, tampoco se necesita uno que manipula las cifras reales o que vive en una realidad alterna. Se requiere un presidente que sepa discernir los problemas, enfrentarlos y, con ello, crecer en la vida real y no solo en su imaginación.

El problema de vivir en la ficción es que los mexicanos no pueden alimentarse de buenos deseos. Adicionalmente, que de continuar con esta senda de falta de crecimiento real (recuperarse económicamente a niveles prepandémicos), la recesión técnica pasará a ser recesión formal, lo que con altos niveles inflacionarios hace una mezcla con terribles consecuencias.

Así que más allá del optimismo de López Obrador o de lo dicho por el subgobernador del Banco de México, Jonathan Heath, “no hay recesión, esta es mediática”, lo cierto es que cuando la economía decrece dos trimestres consecutivos se considera como recesión técnica.

Y mientras Estados Unidos, al igual que diversos países latinoamericanos, ya compensaron la crisis económica de 2020, nuestro nación sigue sin lograrlo. No solo eso, hemos sido incapaces de aprovechar el potencial que significa tener a EEUU como principal socio comercial.

Pero hay un obstáculo adicional: López Obrador desestima el indicador de crecimiento del PIB. Eso es peligroso pues si bien el crecimiento de la economía por sí solo no garantiza el bienestar y la equidad, el no considerarlo y atenderlo implica que no habrá forma de alcanzar tampoco los dos atributos antes mencionados. Se requiere el crecimiento y, entonces sí, procurar una mejor distribución de los ingresos obtenidos a partir de mayores impuestos recaudados.

Los estragos de no entender la importancia de la inversión y pensar que esta se logrará a pesar de la incertidumbre creada y de flagelar verbalmente al empresariado mexicano, es ser en extremo optimista o hasta iluso.

Atendamos las señales con seriedad: más allá de los números, del optimismo presidencial y de cómo quieran denominarla, la recesión existe, se nota en los bolsillos de muchos mexicanos.

POR VERÓNICA MALO GUZMÁN

VERONICAMALOGUZMAN@GMAIL.COM

@MALOGUZMANVERO

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