COLUMNA INVITADA

La derrota moral de López Obrador

Sin embargo, a tres años de iniciado su gobierno, López Obrador vive su propia crisis moral. Aunque asegura que se acabó la corrupción, que estos son otros tiempos, que ellos (su gobierno) no son iguales, día tras día sus palabras se estampan contra hechos cada vez más difíciles de justificar

OPINIÓN

·
Asael Nuche / Columna Invitada / El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Andrés Manuel López Obrador creció como político con un discurso que arremetía vehementemente contra la corrupción. En su larga trayectoria política se pueden rastrear cientos de discursos enfatizando que no toleraría la corrupción y la riqueza mal habida en su gobierno. Siendo tres veces candidato había declarado en cada plaza pública, que su gobierno realizaría una “renovación y purificación de la vida pública nacional”. 

Las palabras llegaban a los oídos de todos los ciudadanos y calaban hondo, mientras las noticias de corrupción en el gobierno de Enrique Peña se sucedían una tras otra: “la casa blanca de Peña Nieto”, “la estafa maestra”, los desvíos millonarios de gobernadores priistas o el caso Odebrecht.

López Obrador llegó a la Presidencia con un diagnóstico convincente del país y así lo externó en su discurso de toma de protesta: “En otras palabras, como lo hemos repetido durante años, nada ha dañado más a México que la deshonestidad de los gobernantes y de la pequeña minoría que lucra con el influyentismo. Esa es la causa principal de la desigualdad económica y social, y también de la inseguridad y de la violencia que padecemos. (…) por eso si me piden que exprese en una frase el plan del nuevo gobierno respondo: acabar con la corrupción y la impunidad.”

Sin embargo, a tres años de iniciado su gobierno, López Obrador vive su propia crisis moral. Aunque asegura que se acabó la corrupción, que estos son otros tiempos, que ellos (su gobierno) no son iguales, día tras día sus palabras se estampan contra hechos cada vez más difíciles de justificar. Hoy la corrupción sigue siendo ejemplo desde arriba, y el Presidente la tolera.

Los diezmos que pidió la maestra Delfina a servidores públicos de Texcoco para pagar las campañas de Morena; las lujosas casas y departamentos de Gertz Manero y Santiago Nieto, sus dos brazos “anticorrupción”; los videos de sus hermanos recibiendo “aportaciones”; la finca chocolatera de sus hijos; y lo más reciente, la lujosa mansión donde habitan su hijo José Ramón y su esposa en el estado de Texas, quienes ya habían vivido en otra mansión propiedad de un alto directivo de una empresa petrolera contratista de Pemex. ¿Cómo explicar el crecimiento del patrimonio familiar en sólo tres años? 

Aunque el Presidente acuse al pasado y al neoliberalismo, la realidad para el 54.6% de los mexicanos es que la corrupción es aún el principal problema que padecen, en tanto que el 61.6% piensa que ésta sigue igual que en la anterior administración o ha aumentado, de acuerdo con cifras del INEGI. 

¿Cómo no llamarle a eso una derrota moral, más aún cuando el Presidente había dicho que su misión era acabar con la corrupción y la impunidad? 

POR ASAEL NUCHE

SOCIO FUNDADOR DE ETELLEKT

@ETELLEKT_

PAL