El mundo aún se estremece cada vez que escucha la palabra apartheid. Este fue un sistema político abominable, el cual segregaba de manera sistémica y sistemática a la población de raza negra (y a todos la no blancos) impuesta por el gobierno -y la población minoritaria blanca-, liderado por el grupo denominado afrikáners en contra de la mayoría negra en Sudáfrica entre los años 1948 y 1991. Durante estos años, las y los habitantes negros eran considerados “seres inferiores” y, por lo tanto, los derechos humanos y civiles como el voto, la propiedad privada o el libre tránsito eran negados. Fue hasta 1994 cuando Nelson Mandela, en su gestión como presidente, abolió estas políticas.
También en aquel lejano año de 1948, el llamado “pueblo judío errante” se estableció como Estado-nación en lo que hoy conocemos como Israel. Sin embargo, el nacimiento del Estado de Israel estuvo envuelto por conflictos, pues los reclamos del pueblo de Palestina (al cual no se le considera Estado) siguen hasta la actualidad. Ocupación ilegal de territorios, reconocimiento de ciudadanía y religión son algunas de las heridas sin cerrar en la región de Jerusalén Este, Cisjordania y la Franja de Gaza. El más reciente enfrentamiento armado entre el grupo islamista Hamás y el ejército de Israel dejó al menos trescientos muertos en mayo del año pasado.
Después de once días de intensos bombardeos entre israelíes y palestinos se acordó un cese al fuego y periodo de paz. El gobierno de Israel anunció que otorgaría 10 mil permisos de trabajo a los habitantes de Gaza, ampliar la zona de pesca para la población gazatí, así como la autorización de recepción de transferencias provenientes del gobierno de Catar para Hamás. Gracias a esto parecería que el lapso de pacificación en la región podría ser más prolongado, sin embargo, el martes pasado la organización de derechos humanos, Amnistía Internacional publicó su informe sobre la región.
En las casi 300 páginas de dicho informe, Amnistía señala a Israel de apartheid por los actos cometidos en contra de la población palestina. “Actos inhumanos o crueles de traslado forzoso, detención administrativa, tortura, homicidios ilegítimos y lesiones graves, y la denegación de derechos y libertades básicas o la persecución cometida contra la población palestina creando un régimen institucionalizado de opresión y dominación sistemática sobre los palestinos”. Y concluye con una afirmación bastante grave: El Estado de Israel considera y trata a los palestinos como un grupo racial inferior no judío.
No es la primera vez que un organismo internacional de derechos humanos señala de apartheid a Israel, antes lo hicieron Human Rights Watch y B'Tselem, sin embargo es la primera vez que el gobierno israelí responde a tal aseveración a través de su ministro de Relaciones Exteriores, Yair Lapid, quien acusa a Amnistía de medir de manera distinta a su gobierno (comparándolo con Siria o Irán), e incluso los tildó de antisemitas. La comunidad internacional tendrá que estar pendiente de cómo se desarrolle este embrollo, pues si Amnistía Internacional tiene razón, la ONU y países miembros tendrán que tomar cartas en el asunto, no se puede solapar un apartheid nunca más en el mundo.
POR ADRIANA SARUR
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