COLUMNA INVITADA

La codicia, la soberbia y la incompetencia

La avaricia, la soberbia y la incompetencia han sido las consejeras de tres de los principales actores del conflicto que hoy tienen a Ucrania bajo el ataque ruso, lo que lamentablemente solo traerá dolor y sufrimiento

OPINIÓN

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Héctor Serrano / Colaborador / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

No hay un tema político más importante en este momento que la invasión de Rusia a Ucrania, por eso vale la pena hablar de ello, no pretendo erigirme como un especialista en temas internacionales, pero la esencia de los conflictos políticos es la misma siempre; en cualquier nación, en cualquier tiempo y en cualquier circunstancia. La política es una actividad propia del ser humano y por ello está dotada de sus virtudes, pero también de sus defectos.

La codicia, la soberbia y la incompetencia, son defectos de algunos seres humanos, así como de muchos políticos, pues mientras uno esperaría que los cargos públicos enaltecieran las virtudes de los dirigentes de un país, está comprobado que el poder, cuando no es ejercido por los más capaces, puede convertir a las personas en tontos, casi al grado de la locura. Lo que sucede en Europa del este es una muestra más de cómo los errores de algunos pueden arruinar la vida de millones.

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El conflicto europeo no puede entenderse por la responsabilidad de un solo país o de un solo hombre, tratar de buscar un único culpable, solo conlleva a tener una visión unilateral del problema, son muchos factores, muchos intereses y muchos políticos metidos en el tema. La avaricia, la soberbia y la incompetencia han sido las consejeras de tres de los principales actores del conflicto que hoy tienen a Ucrania bajo el ataque ruso, lo que lamentablemente solo traerá dolor y sufrimiento.

La codicia está representada por la OTAN, ellos no solo buscan el legítimo derecho de proteger a sus miembros, también anhelan la obtención de más posiciones estratégicas que les garanticen disminuir a los que ellos consideran sus adversarios, por eso sus coqueteos con los países limítrofes al territorio ruso, no están conformes con representar en su conjunto, la mayor fuerza militar sobre la faz de la tierra, quieren más, y sabían lo que podía pasar al abrir las puertas del tratado a Ucrania.

La soberbia está perfectamente retratada en la figura del dictador ruso Vladímir Putin, el político de 69 años al que siempre le ha ido bien, acostumbrado a ganar todas sus batallas y que ejerce el poder en Rusia de forma omnipotente y déspota. Pensó que esta no sería la excepción y que saldría victorioso, nunca imaginó las consecuencias de la guerra comercial, financiera e informática que enfrentaría. El seguirá viviendo en su palacio, pero el pueblo ruso pronto sentirá las consecuencias.

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Y qué decir de la incompetencia del presidente ucraniano Volodímir Zelenski, el actor convertido en político que antes de la guerra ya enfrentaba serios cuestionamientos por su forma de gobernar. Si no tuvo la visión para predecir las consecuencias de sus actos y de sus declaraciones, entonces no merecía dirigir a los ucranianos. Como en una película, vestido de militar y listo para salvar a su país, ha tenido la capacidad de ganar los aplausos del público, pero no para evitar el derramamiento de sangre de su pueblo.

Por eso, siempre debemos de tener los ojos abiertos, para identificar a los políticos que por su codicia, siempre quieren más poder. Su soberbia los hace pensar que pueden dirigir a un país como si fuera un concurso de popularidad, en el fondo, su única intención es esconder su incompetencia. No es cosa menor, hoy estos tres defectos tienen a la humanidad al borde de una tercera guerra mundial.

POR HÉCTOR SERRANO AZAMAR
COLABORADOR
@HSERRANOAZAMAR

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