Dicen que querer es poder, por eso no tengo duda de que la suma de esfuerzos y de voluntades va a redituar pronto en frutos concretos para Veracruz.
Hace unas cuantas semanas me contactó una talentosa joven veracruzana, Diana Campos, para confiarme una iniciativa que preparó para empoderar a las mujeres rurales del estado. Trabajamos juntas y, hace unos días, la presenté ante la Diputación Permanente del Congreso Local de Veracruz.
Se trata de una adición al capítulo IX, sobre el acceso de la mujer rural a la educación, que comprende el artículo 24, a la Ley para el Desarrollo, Equidad y Empoderamiento de la Mujer Rural Veracruzana, con la que se busca asegurar el acceso de niñas, jóvenes y mujeres a la educación en el medio rural, y fomentar la igualdad sustantiva y su empoderamiento, como medio para el desarrollo integral y sustentable de este sector.
A Diana Campos, como a mí, nos preocupa que en las zonas rurales el cierre de escuelas no será una interrupción temporal de su educación, sino un final abrupto de la misma; por ende, es menester implementar planes de recuperación que tengan como eje central la educación gratuita y accesible en esas zonas.
A eso sumemos que el matrimonio precoz o el embarazo, por ejemplo, tampoco debieran relegar la escolarización a un segundo plano, ni deben existir obstáculos como la lengua o la situación geográfica, que les impidan acceder a la educación de conformidad con los objetivos de desarrollo sostenible (ODS) 4 y 5 de la agenda 2030, destinados a garantizar una educación inclusiva y equitativa de calidad y a promover oportunidades de aprendizaje permanente para todas y todos.
Por eso con esta iniciativa, en esta suma de voluntades luchamos entre otros puntos, por incluir la participación activa de las mujeres jóvenes y adultas en las actividades rurales para incidir en las mismas, así como proponer estrategias innovadoras para el desarrollo integral de las comunidades rurales.
También es indispensable instituir dentro del sistema educativo estatal una cultura de paz y no violencia por razón de género contra la mujer.
También, concientizar sobre el valor pluricultural e intercultural de las zonas rurales en el Estado y crear programas que apoyen y fomenten la formación académica de las mujeres, jóvenes y adultas, en la educación técnica y profesional sobre las actividades del campo, tales como: prácticas agrícolas sostenibles, producción agropecuaria y de acuacultura, salud animal, mejora de crías, prácticas artesanales, con el propósito de poner fin a todas las formas de desigualdad social, educativa y económica contra las mujeres en las zonas rurales.
Si logramos que se apruebe esta noble iniciativa por el resto de las y los diputados locales veracruzanos, será un esfuerzo más concretado en pro de las mujeres, especialmente por aquellas que viven en las zonas rurales.
Todo suma en esta lucha por la equidad, la seguridad y el empoderamiento de niñas, jóvenes y mujeres.
POR ANILÚ INGRAM VALLINES
COORDINADORA DEL GRUPO LEGISLATIVO DEL PRI EN VERACRUZ
@ANILUINGRAM
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