Del fuego al carbón, del petróleo al aprovechamiento del sol, la historia nos apunta que las fuentes de energía indudablemente evolucionan con el tiempo.
El mundo demanda energía y está dispuesto a adaptarse para utilizarla. Construimos industrias, vehículos, productos y servicios entorno a la energía que hay en el momento.
Antes no había muchas opciones, y quienes hacían uso de la gran mayoría de la energía, como los administradores de guerras o industrias, optaban por el carbón y subsecuentemente el petróleo, porque no tenían otra opción, pero hoy ¿estaremos eligiendo a la mejor energía que hay en el momento?
Elegirla siempre ha estado sujeto a la falta de alternativas, disponibilidad de recursos y costos. Sin embargo, hoy por hoy, tenemos el poder de elegir en la energía, gracias a la innovación tecnológica y optimización de recursos. Esto no ha sido nada fácil.
Han pasado miles de años para llegar a este momento. Hoy ya no tenemos que esperar tanto tiempo para mejorar nuestras decisiones en la energía.
Definitivamente no es sencillo. Elegir descarbonizar o desfosilizar trae consigo el adaptarse a nuevos retos tecnológicos e infraestructura.
Es complejo porque las energías convencionales se encuentran profundamente en todo lo que hacemos.
No sólo necesitamos electricidad para encender focos; los materiales con los que se realizaron esos focos y el transporte que los movió, invariablemente utilizaron combustibles fósiles.
La poderosa capacidad del mundo para adaptarse, esa que nos ha hecho salir adelante ante sucesos históricos como la pandemia actual, se pone a prueba cuando para poder tomar mejores decisiones en la energía, necesitamos modificar cadenas de valor enteras, prácticamente todo lo que nos mueve y utilizamos en nuestro día a día.
¿Qué podemos hacer al respecto? Tenemos que exigir mejores decisiones a aquellos que tienen el poder de elegir en la energía. A aquellos que administran la electricidad de nuestras casas, el combustible de nuestros coches y toda la energía que se utiliza en las ciudades en las que vivimos.
¿Por qué? Porque el mundo no puede esperar miles de años más para evolucionar en la energía. Porque no sólo vivimos una pandemia, sino una crisis climática que demanda mejores decisiones.
POR MARÍA VALENCIA
DIECTORA DE VINCULACIÓN INSTITUCIONAL DE LA AGENCIA DE ENERGÍA DE PUEBLA
@mvalenciagomez | @energiapuebla
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