CLARABOYA

¿Final a la vista?

Se siente ya lejano aquel diciembre de 2019 cuando el mundo comenzó a conocer al SARS-Cov2, un virus altamente contagioso que se expandía rápidamente

OPINIÓN

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Azul Etcheverry / Claraboya / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Se siente ya lejano aquel diciembre de 2019 cuando el mundo comenzó a conocer al SARS-Cov2, un virus altamente contagioso que se expandía rápidamente y que poco después llevó a la humanidad a entrar en una pausa total de la cual, a poco más de dos años después, nos mostró las profundas carencias sistémicas que teníamos previas a su aparición, mientras que apenas empezamos a comprender los estragos generacionales que esta pandemia representará.

Las conversaciones hoy entre la comunidad científica se centran en definir cuál será el futuro de la enfermedad en el corto, mediano y largo plazo conforme se van encontrando nuevas evidencias que nos permiten entender mejor su comportamiento y, consecuentemente, los tratamientos y cuidados necesarios para su manejo.

Es una realidad que la misma naturaleza del virus no nos permita adelantar conclusiones, pero el esfuerzo científico internacional sin precedentes que se ha suscitado nos ha permitido desarrollar diversas vacunas y tratamientos en tiempo récord. Gracias a lo anterior, hoy se pueden trazar estrategias diversificadas que comprenden la presencia del virus no solamente desde una fase de emergencia clínica, sino como una enfermedad más dentro en el catálogo de enfermedades respiratorias presentes en la humanidad.

Sin duda, es precipitado anunciar el final de la pandemia desde la perspectiva clínica, pero su manejo adecuado está siendo el catalizador de un periodo de grandes transformaciones sociales que van desde conceptos tan simples como esenciales, como la importancia del lavado correcto de manos hasta el resignificado del manejo holístico de la salud física con la salud mental, la cual históricamente había existido en el relego y hoy entendemos como fundamental.

Ahora es el momento en el que se debe debatir sobre el futuro que se desea cimentar. Como lo planteaba, la pandemia exhibió y acrecentó las fallas de los sistemas sociales alrededor del mundo, particularmente en los lugares con menos desarrollo. Sin embargo, esta emergencia nos mostró también todo lo que está mal dentro de nuestras sociedades, tal como lo fue atestiguar cómo la ciencia se convirtió en rehén de la política.

En nuestro país desafortunadamente los ejemplos sobran, se llegó al punto de cuestionar la relevancia del uso de la mascarilla, el presidente pudo contraer el virus dos veces cuando la mayoría de la población no tiene acceso a servicios suficientes de salud, o que se distribuyeran medicamentos sin el sustento científico suficiente que lo justificara plenamente.

Más importante aún, se tiene una deuda moral con quienes tristemente perdieron la vida, quedaron con secuelas, sus familiares y proveedores de cuidados y servicios. Se trata de una tragedia de escala global de la cual todos debemos aprender, empatizar y fortalecer.

POR AZUL ETCHEVERRY
AETCHEVERRYARANDA@GMAIL.COM 

@AZULETCHEVERRY

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