Como si se tratara de un accidente de tránsito, en el reciente conflicto de Morena en el Senado de la República, cada una de las partes involucradas se quedó con su golpe. Pero no fue un golpe cualquiera.
Dejó facturas importantes en varios de los que intervinieron en el alcance, entre ellos Ricardo Monreal, Adán Augusto López y senadores que tienen aspiraciones políticas, entre ellos Mónica Fernández, Higinio Martínez, José Antonio Álvarez Lima y César Cravioto, entre otros.
El primer afectado sin duda fue Monreal quien, en su ánimo de defender al secretario técnico de la Jucopo, José Manuel del Río Virgen, inició una escalada en contra del gobernador de Veracruz, Cuitláhuac García, que casi le cuesta perder la coordinación de la bancada morenista.
Nunca midió que, con su ofensiva, logró unir a dos “adversarios” políticos suyos: a Claudia Sheinbaum y al mandatario veracruzano quienes respondieron con una rebelión en la Cámara alta, encabezada por Cravioto, afín a la jefa de gobierno.
El pretexto para la revuelta fue la creación de la Comisión especial para investigar abusos de autoridad en Veracruz, porque en su creación Monreal sólo consultó a los integrantes de la Jucopo y nunca a su bandada.
Eso encendió los ánimos de los rebeldes, tanto que antes de la reunión plenaria del fin de semana, ya no iban por la anulación de la comisión, sino por quitar al zacatecano de la coordinación.
En ese ir y venir, hubo senadores que le dieron la espalda a Monreal, entre ellos la tabasqueña Mónica Fernández, el mexiquense Higinio Martínez y el tlaxcalteca José Antonio Álvarez, quienes, junto con otros legisladores del grupo de Cravioto, se sumaron a la conspiración.
Antes de que escalara el conflicto, el secretario de Gobernación, Adán Augusto, pidió personalmente a Monreal desistir de la creación de la Comisión contra el gobernador veracruzano.
Pero Ricardo no pudo echarse para atrás porque ya lo había acordado con los integrantes de la Jucupo, quienes querían hacer algo tras el arresto de su secretario técnico, el 22 de diciembre.
A partir de esa negativa, la mitad de los integrantes de la bancada de Morena (30 de 61) fueron convencidos desde Gobernación para pedir, ya no la anulación de la comisión, sino deponer a su coordinador.
Monreal tenía el conflicto encima y sacrificó un acuerdo con la oposición, principalmente con el dirigente de MC, Dante Delgado, y obligado por la presión, desapareció la comisión Veracruz, pero pudo darse cuenta de que varios de sus compañeros le dieron la espalda.
En dos casos hay razones de sobra. La tabasqueña Mónica Fernández atendió a pie juntillas las instrucciones de su paisano, Adán Augusto, porque alberga la esperanza de que le den la gubernatura de Tabasco. Algo que todavía está por verse.
En el caso de Higinio Martínez, piensan en el Senado que traicionó a Monreal, porque no quiere quedarse fuera de la contienda por la gubernatura del Estado de México.
Estos son los casos más emblemáticos de la rebelión y la traición en la cámara alta, porque siempre le hicieron creer a su coordinador que estaban con él. De los otros, no hay muchas sorpresas porque está claro que juegan en un equipo rival.
Lo cierto es que Monreal ya no será el mismo después de esta rebelión. Si bien todos los participantes de la gresca se quedaron con su raspón, hay unos que quedaron más raspados que otros. O, mejor dicho, fracturados.
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#UnAcosadorNoSeráEmbajador. AMLO no resistió la presión y renunció a la idea de que Pedro Salmerón fuera embajador en Panamá.
Lo hizo porque creció la inconformidad. Por ejemplo, varias senadoras, entre ellas Malú Mícher (que en un principio defendió la designación) corrigieron su postura y habían anticipado que votaría en contra.
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Y como dice el filósofo… Nomeacuerdo: “Las verdaderas tragedias no resultan del enfrentamiento entre un derecho y una injusticia. Surgen del choque de dos derechos”.
POR ALFREDO GONZÁLEZ CASTRO
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