NOTAS SIN PAUTA

AMLO vs Madrazo y viceversa

Vieja la enemistad, las vidas públicas del hoy presidente Andrés Manuel López Obrador y el político priísta Roberto Madrazo Pintado

OPINIÓN

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Arturo Rodríguez García / Notas sin Pauta / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Vieja la enemistad, las vidas públicas del hoy presidente Andrés Manuel López Obrador y el político priísta Roberto Madrazo Pintado, han quedado marcadas por los conflictos entre ambos desde los tempranos noventa.

No es exagerado decir que los momentos clave de sus respectivas trayectorias han sido, para bien o para mal de uno o de otro, definiciones que los llevaron a ser protagonistas de la historia política reciente desde aquella elección, hace más de 30 años, en Tabasco.

Mucho menos lo es en un contexto marcado por el desasosiego presidencial y el hecho de que por tres semanas se mantiene la irritación en el debate público por la publicación de un reportaje elaborado por el equipo de Mexicanos Contra la Corrupción e Impunidad, pero publicado por Latinus.

Es en esto último donde la historia reinicia. En abril del año pasado, en el programa “Periodismo de Emergencia” del Heraldo Radio, Roberto Madrazo confirmó que su hijo Federico y su yerno, Alexis Nickin Gaxiola, participaban en dicho portal informativo. Lo hizo luego del reportaje que publicó el periodista Álvaro Delgado en el portal Sin Embargo, donde acreditaba esa y otras relaciones políticas y de empresarios inmersos en contratismo gubernamental.

Como en los viejos corridos donde los conflictos trascienden las generaciones, el reportaje de marras tuvo por elemento informativo principal, que José Ramón López Beltrán, hijo del presidente López Obrador, rentó una casa a un alto ejecutivo de Baker Hughes, una trasnacional energética contratista en Pemex. El episodio refleja en parte el pleito Madrazo vs López Obrador.

A veces no queda más que acudir a la historia política cuando los nombres resurgen en un círculo que por momentos parece interminable. Fue por allá en 1988, cuando López Obrador intentó ser candidato a gobernador de Tabasco por el PRI que ahí, en el estado, presidía Roberto Madrazo, operador que fue de la exclusión del hoy presidente. López Obrador contendió por la versión local del Frente Democrático Nacional y resultó derrotado por el priísta Salvador Neme.

Las denuncias de fraude eran contundentes: hubo urnas embarazadas, taqueo, carruseles interminables y expulsión de los representantes de casillas del FDN. El operador, como líder priísta, fue Roberto Madrazo. Lejos de hacerse escuchar, un proceso represivo se activó con golpizas, desalojo de plantones y encarcelamientos de los lopezobradoristas.

El pasado 25 de noviembre se cumplieron 30 años del “Éxodo por la Democracia”, es decir, el siguiente movimiento que encabezó López Obrador con una marcha a la Ciudad de México a fin de denunciar el fraude en seis municipios donde aseguraba que su partido, el PRD, había ganado. Logró anular resultados.

Pero el año clave fue 1994, la elección de gobernador en la que Madrazo fue el candidato del PRI y López Obrador del PRD. El dispendio era notable en la campaña del priísta, un exceso que López Obrador acreditó no sólo en testimonios sino en documentales amplias para demostrar los donativos hasta por 72 millones arriba del gasto permitido.

El momento catapultó a López Obrador y a Madrazo a la escena nacional: el primero, como un terco líder de las izquierdas que le hacía frente al autoritarismo hegemónico; el segundo, sometido a presión para dejar la gobernatura e integrarse al gabiente de Ernesto Zedillo, que desafiaba la voluntad presidencial e inauguraba el período de poder amplio de los gobernadores que se consolidaría con la llegada de Vicente Fox a la Presidencia.

Hace unos días López Obrador recordó los hostigamientos judiciales y policiales en 1996, cuando encabezaba el siguiente movimiento que implicó tomar 51 pozos petroleros. La represión de ese momento tuvo como artífice central a Roberto Madrazo, el gobernador.

El prestigio de López Obrador en la izquierda creció y se convirtió en líder nacional del PRD. Madrazo, por su parte, en desafío al entonces presidente Zedillo, intentó infructuosamente ser candidato presidencial y, tras la derrota del PRI en el 2000, afianzó el liderazgo nacional de su partido mientras López Obrador era jefe de gobierno.

Curiosidad de aquel tiempo y de este: Elba Esther Gordillo era su aliada, secretaria general en el PRI que terminaría rompiendo estruendosamente su pacto con Madrazo en 2005. La “maestra”, reapareció en estos días de conflicto renovado e indirecto entre los dos tabasqueños, para anunciar su boda y su regreso a la política.

Los tres fueron clave para otro momento importante de la historia política: la elección presidencial de 2006 en la que López Obrador fue candidato de una coalición encabezada por el PRD y Madrazo por el PRI y el Verde, donde militaba su hijo Federico. Elba Esther, testimonios hay de sobra, operó para que una fracción de votos priístas, fuera a dar a Felipe Calderón, restándole competitividad a su antiguo aliado y garantizando la derrota de López Obrador.

En estos tiempos, hijo y yerno de Madrazo detrás de Latinus, han propinado golpes severos a la imagen de López Obrador: los videos de la cúpula del Verde, de la que forma parte Federico, sobre Martín y Pío López Obrador; los contratos de Felipa Obrador cuya trayectoria en el sector petrolero es ampliamente conocida en Tabasco; la casa de Houston.

Si, es verdad que unos y otros tienen mucho que explicar, pero también es pertinente recordar aunque sea someramente la historia, para explicar el presente.

Por: Arturo Rodríguez García

COLABORADOR HERALDO RADIO

@ARTURO_RDGZ

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