DEFINICIONES

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Lo no visto en años, sucede: el Presidente cumple tres semanas sin tener bajo control la narrativa; 21 días sin poder llevar la conversación hacia territorio menos hostil

OPINIÓN

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Manuel López San Martín / Definiciones / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Ya son muchos días empantanados. Y cuando uno está en el fango tanto tiempo, salir cada vez es más complicado. Así está el país: estacionado, inmóvil. Su clase política permanece en el mismo sitio, pese a los no pocos retos, crisis y problemas que confluyen, lo mismo en materia de inseguridad, que económica o de salud...

Lo no visto en años, sucede: el Presidente cumple tres semanas sin tener bajo control la narrativa. El gran comunicador, que desde la mañanera dictaba la agenda, acumula 21 días sin poder hacerlo. Más todavía, son tres semanas sin poder llevar la conversación hacia territorio menos hostil.

López Obrador no ha logrado salir de las arenas movedizas a las que ingresó por propio pie, tras engancharse en los señalamientos hacia su hijo José Ramón López Beltrán y su nuera Carolyn Adams, la casa en Houston y acusaciones de posible conflicto de interés. Con el correr de los días, lejos de bajarle el ruido al conflicto, le subió.

La exhibición de los supuestos ingresos de Carlos Loret y la petición al INAI de hacerlos públicos, echaron más gasolina al mayor incendio en el bosque de la 4T en lo que va del sexenio. El Presidente no parece traer un extintor consigo, sino más cerillos. La apuesta de seguir tensando las cosas es arriesgada.

En el camino, suceden muchas otras cosas, pero ninguna permea lo suficiente para llevar la atención hacia otro frente. Los reflectores de buena parte de los medios críticos al gobierno de AMLO, no cambian de dirección. Encontraron lo que desde hace tres años buscaban. Y no lo van a soltar.

El Presidente no encuentra por dónde. Mientras, se acumulan crisis y problemas. La violencia sigue siendo preocupante en buena parte del territorio y la economía no permite ser optimistas. Si acaso en el terreno de la salud, el COVID-19 da muestra signos alentadores —baja en contagios, hospitalizaciones y muertes—, pero ha sido tan larga la pandemia, que está lejos ya de ser un tema dominante en la opinión pública.

También el calendario electoral juega en contra de López Obrador, pues la veda electoral lo ata de manos para hablar de sus obras y proyectos prioritarios —como el nuevo Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, próximo a inaugurarse—.

Ante la crisis, que se extiende por tres semanas, la mayor parte del gabinete ha decidido guardarse. Se cuenta con los dedos de una mano —y sobran—, aquellos secretarios —como Marcelo Ebrard, por ejemplo—, que arropan al Presidente. Unos cuantos, y los gobernadores —con un estilo que huele a viejo, el de los despegados—, tratan de contener la espiral que ya cuesta puntos en términos de aprobación presidencial. Andrés Manuel López Obrador debe encontrar la salida pronto. Ni a él ni al país conviene seguir entrampados en el jaloneo estéril.

POR MANUEL LÓPEZ SAN MARTÍN
M.LOPEZSANMARTIN@GMAIL.COM
@MLOPEZSANMARTIN

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