Cuando el diputado panista, Jorge Triana habló desde la tribuna de San Lázaro, en el marco de la discusión de la iniciativa respecto a que la Unidad de Inteligencia Financiera, (UIF), pueda bloquear cuentas prácticamente de quien sea sin mediar orden judicial, llamó a los encendidos diputados de Morena “INEfóbicos” y esto tiene que ver con que la aversión que siente el presidente Andrés Manuel López Obrador por los organismos autónomos que por consigna la deben sentir también sus legisladores.
Y efectivamente, los legisladores del partido oficial y su presidente son “INEfóbicos” pero de quienes actualmente integran el Consejo General del INE. Baste con reparar en los ataques constantes que salen tanto de Palacio Nacional como de las fracciones parlamentarias de Morena, especialmente en contra del consejero-presidente Lorenzo Córdova y del consejero Ciro Murayama.
El plan fraguado desde la oficina principal de Palacio Nacional, se cuenta por sí solo. Se comenta en los corrillos políticos que en el fondo de estos ataques está aniquilar al actual Instituto Nacional Electoral. Lo primero es ponerlo a prueba en la revocación de mandato que se realizará el 10 de abril, por esa razón no se le otorgaron los recursos necesarios para llevar a cabo en óptimas condiciones dicha jornada que fue propuesta por el propio jefe del Ejecutivo.
Luego vendrán las elecciones para renovar gubernaturas en seis estados, en cinco de los cuales y de acuerdo a los más recientes sondeos, Morena iría a la cabeza con todo y sus conflictos intestinos. Ahí también está contemplado descalificar al INE.
López Obrador ha mencionado su pretensión de sacar adelante su propuesta de Reforma Electoral, misma que está armada para que en los comicios del 2024 tenga un Instituto Electoral a modo, o sea, se está planteando retornar al pasado; toda una regresión en cuanto a contar con un INE ciudadano como el actual, que ha demostrado ser un árbitro imparcial que avaló el triunfo de quien ahora ocupa la Presidencia de la República.
En suma, desde ahora el presidente quiere garantizar el triunfo en las urnas de su candidata o candidato, pero se le ha presentado un problema; la bomba detonada llamada José Ramón López Beltrán, es un elemento con el que no contaba ni el Ejecutivo ni sus legisladores y eso, sin que pudieran evitarlo, ha venido incidiendo en que la popularidad de López Obrador vaya a la baja. De ahí que se endurecieran los ataques contra el INE y otros organismos autónomos que no están dispuestos a acatar a pie juntillas las instrucciones que les dicten desde Palacio Nacional.
Dichos ataques se dan porque Morena, en medio de sus cada vez más difíciles conflictos intestinos, carece de una real estrategia para enfrentar esta situación.
POR ADRIANA MORENO CORDERO
COLABORADORA
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