El cambio cultural es el gran ausente en el trabajo contra el cambio climático.
A inicios de este mes, McKinsey presentó The net zero transition, un reporte que nos dio luz sobre un posible camino para llegar a un escenario hipotético de 1.5°C. Habla de una transición compleja: universal, con riesgos y oportunidades desiguales, y con necesidad de inversiones que implican incrementos promedio de 3.5 billones de dólares anuales (3.5 trillion). Trajo buenas noticias, pues brindó una estimación razonable de lo que implicaría llegar a cero.
Y aunque también llama a acercar awareness y transparencia, no encontré un componente de cómo generar conciencia colectiva, o una transición cultural, hacia la sostenibilidad para aterrizar la transición.
En su libro How to Avoid a Climate Disaster, Bill Gates nos habla de las soluciones que se requieren para evitar un desastre climático. Después de analizar las herramientas y tecnologías que nos llevarían a cero, en su último capítulo nos habla de acciones que podemos hacer a nivel individual —si el tema nos preocupa personalmente—.
Es una gran obra, y aborda puntos e ideas fundamentales que, sin duda, contribuirán a mitigar los efectos del cambio climático. Pero nuevamente, todo técnico.
Por otro lado, hace poco participé en una reunión donde unos consultores presentaban una propuesta de ruta para que una organización llegue a la neutralidad de carbono. Soluciones interesantes, pero sin propuesta de gestión de cambio de las personas involucradas que permita efectivamente aterrizar la propuesta.
Ya empezamos a tener visibilidad de las soluciones técnicas: inversiones, tecnología, innovación.
¿Pero seremos capaces de implementar las soluciones sólo porque ya existen?
No lo creo. El cambio climático es un problema sistémico, complejo, cultural. Requiere involucrar a muchísimas personas: tomadoras de decisión y servidores públicos, en cada nivel; líderes de empresa que impulsen el cambio, y de la fuerza laboral que lo implemente; requiere de la ciudadanía. Requiere que todos y todas cambiemos, que asumamos pérdidas, y también que abracemos las oportunidades.
Es ingenuo pensar que ya tenemos el nivel de conciencia —y de agencia— requerida para recorrer la ruta que se empieza a trazar. Nos hace falta entender la parte adaptativa del movimiento requerido, y el liderazgo que se requiere para que se dé este cambio cultural en cada nivel de la sociedad.
El llamado es a integrar el concepto de “cultura” en nuestras conversaciones y esfuerzos para llegar a cero. Aumentar la prioridad de la educación y el tipo de intervenciones necesarias, para que proporcionen los conocimientos, actitudes y valores requeridos para generar conciencia, aterrizar las soluciones técnicas, y transitar hacia un cambio cultural enfocado en la sostenibilidad.
POR CYNTHIA VILLARREAL MURAIRA
MAESTRA EN POLÍTICAS PÚBLICAS DE LA UNIVERSIDAD DE HARVARD Y DIRECTORA DE DESARROLLO SOSTENIBLE EN EL TEC DE MONTERREY
@CMVILLARREAL1
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