REFLEXIONES CONSTITUCIONALES

Una pausa no soluciona nuestra política con España

La política exterior mexicana ha escrito páginas brillantes en defensa de los más débiles y con una posición valiente y gallarda

OPINIÓN

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Alfredo Ríos Camarena / Columna Invitada / Opinión: El Heraldo de MéxicoCréditos: El Heraldo de México

La política exterior mexicana ha escrito páginas brillantes en defensa de los más débiles y con una posición valiente y gallarda, fundamentada en principios que han sido plasmados en nuestra Constitución.

De esto hay muchos y magníficos ejemplos: la denuncia que Isidro Fabela hizo en la Liga de las Naciones con respecto de la invasión fascista en Etiopía; la actitud del Presidente Lázaro Cárdenas para mantener relaciones diplomáticas con la República Española y abrir las puertas al exilio peninsular; la actitud de México, encabezada por el Presidente Adolfo López Mateos y representada en la OEA por el Ministro Vicente Sánchez Gavito, que no permitió el aislamiento a la Cuba Revolucionaria; la posición que adoptó el Presidente Luis Echeverría frente al golpe de Estado de Pinochet en Chile, permitiendo el exilio y salvando la vida a miles de chilenos. Todas estas acciones nos han dado un legado de dignidad diplomática en nuestra política exterior.

Por todo ello, los presidentes mexicanos deben guardar respeto a nuestra tradición y ser cuidadosos en su lenguaje, cuando se trate de asuntos en nuestra relación de Derecho Público Internacional.

Es muy probable que el Presidente López Obrador tenga razones para condenar a empresas que –en contubernio con las autoridades mexicanas— firmaron contratos probablemente leoninos, donde siempre el denominador común es el apoderamiento de la riqueza energética de México. Sus denuncias públicas son sobre Repsol, OHL, Iberdrola y otras, las cuales deben llevarlas al terreno de los tribunales y del litigio, sin confundir esta actitud con las relaciones diplomáticas con un gobierno progresista, como el que hoy se ha establecido en España.

Sus expresiones son equivocadas, no existe en el lenguaje diplomático el término de hacer “pausa”, por el contrario la doctrina mexicana que conocemos como “Doctrina Estrada” establece con claridad que, con base en los principios de “no intervención” y “autodeterminación de los pueblos”, México mantiene, o no, sus relaciones diplomáticas.

El término “pausa” implica una interrupción, mientras que nuestra doctrina asume que, una vez establecidos los lazos diplomáticos estos deben ser fluidos, particularmente con un país donde siempre hemos sido bienvenidos los mexicanos.

Nuestros lazos culturales están por encima de cualquier otra consideración; somos afines en idioma, religión mayoritaria, gastronomía, literatura, cinematografía y tantas cosas más. El pueblo español y los mexicanos tenemos una estrecha vinculación de empatía y solidaridad.

No se nos olvide que España es nuestra puerta principal en nuestra relación con la Unión Europea.

En el fondo de todo este sainete internacional, está el tema del petróleo y de la electricidad; pero no es con una pausa como lo resolveremos, porque con esa lógica también deberíamos pausar nuestras relaciones con otros muchos países que nos han visto como tierra de conquista, empezando con los Estados Unidos.

La crítica al Presidente López Obrador no es por la defensa a los intereses internacionales, sino por la falta de metodología para llevar adelante sus proyectos de reforma, como la energética, donde juegan un papel determinante los energéticos y, por supuesto, es de aplaudir la propuesta de controlar la explotación del litio.

Que no se enoje el Presidente, que tenga cuidado con las palabras que pesan mucho adentro y fuera del país. México requiere claridad, eficiencia y talento diplomático, como lo hemos tenido en el pasado, para alcanzar un futuro mejor.

POR ALFREDO RÍOS CAMARENA
CATEDRÁTICO DE LA FACULTAD DE DERECHO DE LA UNAM
PRESIDENTE DEL FRENTE UNIVERSITARIO LATINOAMERICANO (1958-1962)
VICEPRESIDENTE DE LA SOCIEDAD MEXICANA DE GEOGRAFÍA Y ESTADÍSTICA

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