Echada está la suerte de Roberto Palazuelos, cuyo personaje de mirrey prácticamente lo ha bajado de la candidatura de Movimiento Ciudadano al gobierno de Quintana Roo. La salida más decorosa que se está manejando es que él mismo dimita.
Lo tendría que hacer antes de que sesione la Comisión Nacional de Elecciones del partido que dirige Dante Delgado, el próximo 16 de febrero, para valorar su candidatura, a la cual se han opuesto importantes liderazgos.
El actor ha buscado convencer de que no es cierto que ajustará cuentas con sus detractores, de ganar la elección, como lo advirtió hace unos días; ni que mató a persona alguna, tal cual confesó el 13 de octubre de 2020 ante Yordi Rosado, en su canal de YouTube.
Sin embargo, él mismo reconoció ya que sus escándalos lo tienen con pie y medio fuera de la candidatura:
“La moneda está en el aire, y si llega a pasar algo será ya de Dios”.
Porque la información que corre en Movimiento Ciudadano es que no hay forma de sostenerlo como abanderado. Incluso, la senadora Patricia Mercado dejó ver que un mirrey no será gobernador:
“No estamos bien con esa candidatura”.
Lo más probable es que el llamado Diamante Negro quede fuera de la elección para gobernador, porque además El Financiero publicó sus encuestas para las elecciones estatales de junio próximo, en la que lo ubica con apenas 13 por ciento, en el tercer lugar de las preferencias: 22 puntos debajo de la puntera de Morena, Mara Lezama, y a nueve de la aliancista (PAN-PRD) Laura Fernández.
Es decir, ni siquiera está siendo un buen candidato para Movimiento Ciudadano, como lo fueron en su momento los ahora gobernadores de Nuevo León, Samuel García, y de Jalisco, Enrique Alfaro.
Él lo sabe. Y no le favorecería recibir un revés de la Comisión Nacional de Elecciones, presidida por la exdiputada federal Julieta Macías, el próximo miércoles.
Lo que le queda es hacerse a un lado, para evitar el bochorno de ser despojado de la candidatura, orillado por la incontinencia verbal del mirrey que controla sus acciones… y su lengua.
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EN EL VISOR: No existe en diplomacia aquello de poner una “pausa” en las relaciones entre países, como la que promulgó ayer el presidente López Obrador contra España. Lo que hay, nos explican quienes sí saben de esos temas, es la ruptura o el congelamiento. En ninguno de esos casos se requiere tener un embajador, y en el supuesto de que estén congeladas, sólo se nombra a un encargado de negocios para hacer patente que la relación no está en su mejor nivel. Quien más debilitado queda con esa declaración presidencial es Quirino Ordaz: hace una semana le dieron el beneplácito español, y ahora lo han puesto pausa.
POR RAYMUNDO SÁNCHEZ PATLÁN
RAYMUNDO@ELHERALDODEMEXICO.COM
@R_SANCHEZP
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