OJOS QUE SÍ VEN

Suicidio político

El miércoles por la noche el canciller mexicano habría declarado tímidamente que, si el expresidente peruano lo solicitaba, le darían asilo político lo que generó un alud de comentarios en redes sociales y análisis en donde le advierten a Marcelo el veneno que hay en la orden presidencial

OPINIÓN

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Jesús Martín Mendoza / Ojos que sí ven / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Lo que hizo Pedro Castillo, ex presidente de Perú, ahora detenido, simplemente es inexplicable. Nadie entiende cómo es que se lanzó a decretar una disolución del congreso, gobernar con decretos ley, elegir un constituyente y declarar estado de excepción con su toque de queda, sin tener los mínimos apoyos de la policía, el ejercito peruano, y las instituciones de aquel país. Vaya, ni su partido político en el congreso, ni su vicepresidenta, hoy presidenta de Perú, Dina Boluarte acompañó a Castillo en tal despropósito. Lo que hemos visto es un auténtico suicidio político porque de declararse culpable por el delito de rebelión, Castillo podría permanecer en la cárcel 20 años sólo por ese delito. Habrá que sumar las condenas que enfrentará, una vez que se desahoguen los procesos que se le siguen por: encabezar una organización criminal, tráfico de influencias en el caso de Petroperú, ascensos de militares y favores, encubrimiento, plagio de una tesis para obtener una maestría, delitos contra la tranquilidad y una denuncia constitucional presentada por Patricia Benavides, Fiscal General de la Nación. De fructificar todas o algunas de las denuncias, Pedro Castillo ha terminado sus días como servidor publico en Perú. Para las ideologías de izquierda en América Latina esto se constituye con uno de los más graves reveses de los últimos tiempos. Aunado con la sentencia de seis años de prisión en contra de Cristina Fernández, vicepresidenta de Argentina, las ideologías opositoras cobran renovado brío para conquistar los procesos electorales venideros. Quien tiene ahora un gigantesco dilema es Marcelo Ebrard, secretario de Relaciones Exteriores y muy visible aspirante a la candidatura presidencial de Morena para el 2024. Debe decidir pronto acatar dócilmente la orden del presidente mexicano de rescatar y dar asilo en México a Pedro Castillo, lo que significaría sin dudarlo en un suicidio político que le cerraría los apoyos para alcanzar una candidatura dentro o fuera de Morena. A López Obrador la crisis política en Perú le cayó “como anillo al dedo”. Sabe que, al ordenar el asilo a Castillo, quien será señalado de proteger a un presunto delincuente en Perú será Ebrard y no él. Es una trampa. El miércoles por la noche el canciller mexicano habría declarado tímidamente que, si el expresidente peruano lo solicitaba, le darían asilo político lo que generó un alud de comentarios en redes sociales y análisis en donde le advierten a Marcelo el veneno que hay en la orden presidencial. Castillo esta encerrado en el penal de Barbadillo, el mismo donde purga condena Alberto Fujimori, por lo que un “rescate” y asilo prácticamente son imposibles. Si a eso sumamos la advertencia que hizo a México, vía embajada, Maricarmen Alva, congresista peruana y militante de Acción Popular, en el sentido de no entrometerse en los asuntos de Perú, cualquier cometario adicional sobre el tema por parte de Ebrard le restarían puntos valiosísimos en esta dispareja e intensa carrera por la candidatura del partido guinda. Los líderes de izquierda se cuidan unos a otros, no importa si quebrantan la ley. Posiblemente esa sea su fortaleza, pero cuando la ciudadanía se involucra, siempre prevalece la justicia.

Corazón que siente

Ricardo Monreal, senador por Morena, una vez más le dijo no al presidente mexicano. Declaró que el llamado plan B de la reforma electoral no pasará en fast track. Dijo: “Actuaremos con serenidad y buen juicio, con mucho respeto a nuestra investidura”. La venganza de Obrador en contra del INE se va hasta 2023.

POR JESÚS MARTÍN MENDOZA
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