TRES EN RAYA

¿Vacaciones dignas?

El aumentar los días de vacaciones en esa magnitud y velocidad hará que no pocas empresas se vean forzadas a despedir gente

OPINIÓN

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Verónica Malo Guzmán / Tres en Raya / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Todos queremos más días de vacaciones y que estas sean dignas, lo cual incluye como requisito indispensable tener trabajo. Ante la reforma para aumentar los días de descanso, las redes sociales se han incendiado, convirtiendo un tema de legislación laboral en una sinrazón política que sólo ha servido para acusar a unos y a otros. Creo, por tanto, que debemos ver los aspectos positivos y negativos de la reforma en cuestión.

La Organización Internacional del Trabajo, apéndice de la ONU, aplaudió la medida, lo que no es asunto menor. Y es que México se encuentra dentro de los países que menor número de días de vacaciones ofrece a sus empleados. En la cola, pues. El incremento en días pagados por concepto de vacaciones es, en principio, una deuda de nuestro país con todos sus trabajadores.

Sin embargo, también es cierto que esta medida se tenía que haber introducido mucho antes y puesto en marcha paulatinamente a lo largo del sexenio. Dicho de otro modo, no aumentar de un “plumazo” el número de días de vacaciones para todos los empleados. Y antes de que me digan que esta es una conquista laboral o un logro más de la 4T, pongamos las cosas en perspectiva.

En una crisis económica mundial (generalizada en buena parte del orbe), y en lo que se conoce como la subyacente que continúa sin ceder, México no está creciendo aún a tasas prepandémicas. Esto es, su economía no ha logrado recuperarse. Especialmente las Pymes y las Mipymes se encuentran en una situación muy complicada (recordemos que el gobierno federal de la Cuarta Transformación no puso en marcha durante la pandemia del COVID-19 un plan de apoyo a este muy amplio segmento del sector productivo en México). Así, el aumentar los días de vacaciones en esa magnitud y velocidad —multipliquémoslo por más de un empleado— hará que no pocas empresas se vean forzadas a despedir gente.

Pongamos un ejemplo: con esta reforma, las empresas pequeñas (digamos las que tengan entre 15 y 20 empleados), suponiendo que estén inscritas en la formalidad económica (cobertura de Seguro Social, Infonavit, pensiones para el retiro, etcétera) pudieran verse en la necesidad de recortar a un empleado (dependiendo de la antigüedad laboral de sus trabajadores y las condiciones salariales y prestaciones de ley, naturalmente).

Hace menos de una semana mencioné en este mismo espacio las implicaciones que tendría el aumento del Salario Mínimo General, dejando claro que, si bien posiblemente, no generará altos niveles de inflación por muchos temidos, dado que este se encuentra desvinculado de diversos aspectos jurídicos y financieros en los cuales antes impactaba de manera directa, tampoco se traduciría en un remedio económico de largo alcance. 

Pues bien —ahora agrego—, el aumentar así de golpe el número de días de vacaciones de ley con toda seguridad impactará negativamente en la inflación. Y, por si fuera poco, creará una limitante de crecimiento en las empresas ya emproblemadas, y en general en todas, dada la negativa situación económica por la que atraviesa nuestro país.

Mas no sólo hay que apuntar lo anterior. Se debe sumar que esta ampliación de la prestación por vacaciones opera en contra de la formalidad laboral. Los costos que inciden en las aportaciones que hacen empleadores, gobierno y hasta los mismos trabajadores a la seguridad social, en la pensión para el retiro y en el pago de impuestos. Fundamental el cálculo serio y objetivo, así como la difusión de los hallazgos al respecto de los impactos previsibles.

Independientemente de que se resuelvan las dudas en torno a que si los 12 días de vacaciones de ley podrán disfrutarse de manera continua si se acuerda con el patrón o si, por el contrario, sólo se puedan disfrutar seis días continuos —lo que en mi opinión va en contra de la conquista laboral misma—, es muy probable que estas “vacaciones dignas” no alcancen para la población asalariada, ya no se diga para los millones de mexicanos que siguen sin conseguir empleo o viven en la informalidad.

POR VERÓNICA MALO GUZMÁN
VERONICAMALOGUZMAN@GMAIL.COM
@MALOGUZMANVERO

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