ARTICULISTA

Un Cauduro siempre será un Cauduro

Ver una obra del pintor es dudar de todo lo que se ve, pero también es reconocer siempre una obra universal

OPINIÓN

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Bernardo Noval / Articulista / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Si hablamos de historia del arte en general podemos sintetizarla con unas cuantas obras maestras. Obras centrales que han transformado las convenciones estéticas de su tiempo, abriendo a otras dimensiones de creación, codificando nuevos lenguajes y generando una percepción inédita de lo real.

La genuina innovación artística es una propuesta particular, una forma de visión que transforma y altera toda propuesta anterior y posterior. En cada época, el arte presenta un rango de creación que va de lo ya conocido a la indiferencia de lo no visto. En el ámbito de las repeticiones y el ámbito de las innovaciones, una nueva propuesta trasciende las convenciones establecidas.

Pocos artistas son por su temática a la vez universales y mexicanos. La obra de Rafael Cauduro recoge lo que es esencial en la obra de arte: ser una nueva lectura, reinterpretación y recreación de la realidad a partir de ella misma. En su obra, los elementos, las cosas, los hombres y las mujeres, son ellos mismos, pero vistos con otros ojos que nos revelan lo otro, lo de ellos y lo nuestro, confundiéndonos entre los límites de la realidad y la fantasía.

Sus obras invitan a la participación de quien las observa, nos introducen a tocarlas con reserva, a palparlas con incredulidad para buscar romper el hechizo hipnótico de la vista. Lo que estamos viendo no es lo que estamos viviendo. La realidad pictórica cuestiona la significación de lo real. La realidad deja de ser algo dado, consumado y definitivo, se trata de una realidad que se configura en el acto de percibir, esta perturbadora síntesis de la realidad convencional y lo imposible real, ha sido lograda por Cauduro a través de la verosimilitud.

Cauduro fue radicalmente innovador, propuso un cambio de sensibilidad y nos presentó una visión inédita del objeto, donde los sentidos ratifican la falsedad de sus percepciones. Concepciones llenas de vitalidad y de una fantasía intangible proyectada en imágenes que parecen reales, pero no lo son. Obras vanguardistas que hacen énfasis en el espectador, quien es el responsable de dar sentido a lo que está mirando; así el artista deposita su confianza en el público que habrá que completar el sentido de su obra. 

Cauduro nació en 1950 en la Ciudad de México y fue uno de los artistas más influyentes e innovadores que ha tenido nuestro país. Su formación como arquitecto y diseñador industrial fue determinante para el tratamiento técnico impecable de todas las obras que realizó desde una delineada concepción espacial, formal, material y técnica.

Apenas en febrero de este año, el artista celebró en el Colegio de San Ildefonso cinco décadas de labor creativa con la muestra retrospectiva “Un Cauduro es un Cauduro” donde a través de una selección de más de 160 obras, el público se acercó a conocer las aportaciones técnicas y narrativas de este creador. 

Muchos se han referido a Cauduro como el maestro del hiperrealismo en México. Sin embargo, él decía, ante los intentos de encasillarlo, que su obra partía de los antónimos de la palabra realidad: ilusión, trampa, falsedad; voces, todas ellas, que ponen de manifiesto la fragilidad de nuestros sentidos para captar la realidad.

Rafael Cauduro es un artista irrepetible, creador de su propio abecedario estético. Ver un Cauduro es dudar de todo lo que se ve, pero también es reconocer siempre una obra universal.

POR BERNARDO NOVAL
CEO MUST WANTED GROUP
@BERNIENOVAL Y @MUSTWANTEDG

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