COLUMNA INVITADA

De política y futbol

Nuestro país hoy padece esta realidad distorsionada. El futbol en otro tiempo era un ejercicio de catársis nacional. Hoy la sociedad está tan enojada con su futbol como con sus políticos

OPINIÓN

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Georgina Trujillo / Colaboradora / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Hay una razón por la que el futbol y la política no pueden ser temas que se hablen en la mesa de cualquier familia. Hay elementos que los hacen parecidos, y no porque así debería de ser, sino porque a medida que uno pierde su esencia, se hace similar al otro.

Cuando la política se transforma en lo que no debe ser, se hace similar al futbol. De ahí las polarizaciones que nos aquejan. Las personas tienden a defender ideologías anacrónicas como si se tratara de un equipo de balompié, sin posibilidad de diálogo ni dar cabida a la razón. Las redes sociales son las tribunas digitales de un estadio.

Por otro lado, cuando el futbol se distorsiona, pierde lo deportivo y le da paso a intereses económicos, cabildeos de vestidor y condena la meritocracia a la extinción, para darle paso a los compadrazgos y conveniencias personales.

Nuestro país hoy padece esta realidad distorsionada. El futbol en otro tiempo era un ejercicio de catársis nacional. Hoy la sociedad está tan enojada con su futbol como con sus políticos.

En la Selección se concentran hoy nuestros males y frustraciones. Es el microcosmos del México actual: no están los jugadores que deben estar, los que llegan a ocupar una posición no lo hacen debido a méritos, sino con base en lealtades y jerarquías. En el caso de nuestros políticos, esta jerarquía sólo es dictada por el grado de amistad o abyección que se tiene con el líder.

La popularidad de la Selección, como la de nuestros gobernantes, claramente no es el problema. La Federación de Futbol puede presumir que los mexicanos fueron la tercera cantidad más grande de aficionados en el mundial, tal como el presidente presume sus números de popularidad y los pretende convertir en el sustituto de los resultados. Popularidad mata capacidad.

Pero a todos nos duele ver a México sumido en una espiral de violencia, tal como nos duele ver que en cada aspecto de nuestro sistema futbolístico, y en general del deporte mexicano, las condiciones son paupérrimas.

La mayoría de los mexicanos siguen convencidos de que lo único que se necesita es un técnico para recomponer el rumbo de nuestra Selección Nacional, así como muchos creen que sólo es necesario un lider para que ya no haya corrupción en el país. Pero desde hace 22 años han habido presidentes de distintos partidos políticos, y la situación nacional, lejos de mejorar, sigue empeorando, ni qué decir del actual.

Porque se necesita más que un lider. Se necesita toda una reconcepción del sistema. Uno con mejores contrapesos para garantizar que haya una rendición efectiva de cuentas desde el poder.

Así como en el futbol, en la política, de los malos resultados se quiere responsabilizar al árbitro. El presidente y sus sectarios, tal cual barra futbolera, se deshacen en calificativos e insultos al INE, nuestro árbitro electoral. Buscan amedrentar, para que con base en presiones, puedan resultar favorecidos en el juego.

Lo más triste es la nula voluntad que hay para la autocrítica. Ante el fracaso estrepitoso de todas las políticas emprendidas, nuestros gobernantes, tal como los directivos de la Federación de Futbol, hacen oídos sordos a las demandas de los ciudadanos.

No entienden que dejamos de ser competitivos como país, y que la falta de competencia no es un tema de qué Director Técnico esté al frente del equipo, ni de un quinto partido; sino de toda una mentalidad que no fomenta el esfuerzo.

Así como eliminaron el descenso de la Liga MX, y así como un equipo en el doceavo lugar de la liga aún puede aspirar al campeonato; en México se eliminaron las becas por competencia y a los maestros ya no se les puede evaluar. Una receta para el fracaso estudiantil y profesional.

Qué triste parecido hay en nuestro futbol que se ha llenado de política, y en nuestra política que sólo parece un partido de futbol.

POR GINA TRUJILLO
COLABORADORA
@GINATRUJILLOZ

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