ORBITANDO

Cero COVID ya caducó en China

Los brotes de enojo e ira son el resultado de una política que no aplica a la nueva realidad; por el contrario, está generando otro tipo de conflictos

OPINIÓN

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Israel López Gutiérrez / Orbitando / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

La pandemia de coronavirus no ha terminado. China vive hoy un fuerte repunte, que es la principal razón por la que el gobierno de Xi Jinping decidió mantener su política cero COVID, aunque la población ya no parece dispuesta a seguir confinada y comenzó a manifestar en las calles su descontento por el encierro, pero también por la gestión del aparato político que encabeza el Partido Comunista de China.

El problema no es nada sencillo para el gobierno de Xi, quien se acaba de otorgar un tercer mandato consecutivo, China tiene el estigmatiza de ser el país donde apareció el COVID-19, en la localidad de Wuhan, una losa muy pesada de quitar; súmele que el país contabiliza más de mil 400 millones de habitantes y un contagio masivo tendría consecuencias dantescas, si se sale de control.

También es cierto que el enojo y las protestas esporádicas ya tienen casi un año, pero en las últimas dos semanas han tomado dimensiones más importantes, por ejemplo, en Zhengzhou, sede del gigante tecnológico taiwanés Foxconn –principal proveedor de los Iphone– en donde por más de un mes confinaron a miles de trabajadores para no bajar su producción, en medio de condiciones paupérrimas, lo que desató brotes de ira que tuvieron un fuerte impacto mediático en las redes sociales.

Luego vinieron las manifestaciones por el incendio de un edificio de departamentos en la ciudad de Urumqi, en el que murieron al menos 10 personas, algunos de los vecinos llevaban cuatro meses recluidos en sus casas. Eso provocó preguntas en Internet sobre si los bomberos o la gente que trataba de escapar toparon con puertas bloqueadas u otras restricciones por la pandemia.

Los brotes de enojo e ira son el resultado de una política de cero COVID que, la verdad, ya caducó, no aplica a la nueva realidad, por el contrario, está generando otro tipo de conflictos que evidencian la falta de respeto a los derechos humanos, está sacando a la luz la perversidad de la segunda economía más poderosa del mundo y cómo el régimen no ha podido mediar una crisis sanitaria con condiciones menos desfavorables para la población.

La política cero COVID aísla a los positivos en hospitales o en sus casas, según la gravedad, cualquier persona que se considere que haya tenido un contacto cercano, lo cual puede definirse de manera muy amplia, también es confinada. Cuando los brotes se consideran suficientemente graves, el gobierno puede encerrar ciudades enteras, como sucedió con Shanghái durante casi dos meses, lo que provoca repercusiones sociales, económicas y hoy se sabe que psicológicas, entre otras.

Pero como suele suceder en todas las dictaduras, Xi decidió que, en lugar de encontrar medidas intermedias entre el confinamiento y las necesidades de sus gobernados, lo mejor fue echar a la fuerza policiaca a las calles para evitar cualquier nuevo brote de ira, léase reprimir, poco le importa la presión internacional. Aunque el fantasma represor de Tiananmén cada vez con más frecuencia asoma la cabeza.

POR ISRAEL LÓPEZ
COLABORADOR
ISRAEL.LOPEZ@ELHERALDODEMEXICO.COM

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