CASCABEL AL GATO

Confrontación política y polarización social

Sin embargo, pese a que estos conceptos tienen la pretensión de objetividad, no hay que olvidar que son creaciones sociales y por lo tanto tienen una fuerte dimensión política

OPINIÓN

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Adrián Velázquez Ramírez / Cascabel al Gato / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Cada tanto surgen conceptos que buscan sintetizar el estado de cosas que viven las sociedades. Parafraseando al historiador alemán Reinhart Koselleck, podemos decir que no hay acumulación de experiencia que no presuponga un ejercicio de conceptualización. 

Sin embargo, pese a que estos conceptos tienen la pretensión de objetividad, no hay que olvidar que son creaciones sociales y por lo tanto tienen una fuerte dimensión política. Es por ello que es necesario revisarlos críticamente pues son los instrumentos de navegación de los que disponen las sociedades y más vale cerciorarnos de que funcionen correctamente para este fin.   

En los últimos años se ha instalado el concepto de “polarización” para describir ciertas dinámicas de las sociedades contemporáneas. La inestabilidad política, la habilitación de discursos de odio en el espacio público o elecciones en las que se plantea una clara disyuntiva entre proyectos son tomados como evidencia de la validez de este concepto. Sin duda es necesario un análisis más exhaustivo sobre las causas de estos fenómenos, pero en estas breves líneas me gustaría aportar algunas notas para discutir el propio concepto de polarización en nuestro país.  

Una cuestión que me llama la atención es la equivalencia que se traza entre confrontación política y polarización social. Desde esta perspectiva, los discursos expresados en la palestra política-institucional serían signo inequívoco de una fractura social. Me perece que esta relación es mucho más compleja y que muchas veces la confrontación política permite que la polarización social no llegue a un punto de fractura. 

Esta última situación me parece más adecuada para pensar el México actual. Durante décadas, la discusión política y el antagonismo social estuvieron desconectados. Había poco espacio para que las demandas de un gran sector de la población se expresaran a nivel de la representación política. ¿Acaso la crisis de violencia no es parte de una guerra de clases larvada, despolitizada y librada en la penumbra?

Un buen ejemplo de porqué hacer una equivalencia entre polarización social y confrontación política es erróneo lo encontramos en el llamado “Pacto por México” que durante el gobierno de Peña Nieto permitió sacar por consenso un conjunto de reformas. Asumir que este consenso entre la dirigencia política evidencia un acuerdo en la sociedad es tan peligroso como asumir que la actual confrontación política evidencia una fractura social. 

No siempre ni en todos los casos, pero hay usos del concepto de polarización que parecen indicar más una alergia al conflicto que un diagnóstico sociológico. Creo que nos equivocamos profundamente en oponer democracia y conflicto.

Una sociedad que puede poner en palabras sus divisiones internas estará mucho más cerca de solucionar sus problemas que una que decide callar o simplemente ignorar su malestar. De poco nos servirá el concepto de polarización si este se usa para volver a clausurar la confrontación política. 

POR ADRIÁN VELÁZQUEZ RAMÍREZ
COLABORADOR
@ADRIANVR7

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