COLUMNA INVITADA

Entre palabrazos y balazos el humanismo mexicano

La humanidad tiene, como cada cierre de año, la costumbre de tener buenos deseos

OPINIÓN

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Óscar Sandoval / Colaborador / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

La humanidad tiene, como cada cierre de año, la costumbre de tener buenos deseos, pero para que sucedan tiene que empezar a ejecutar buenas acciones. La desglobalización es un hecho en materia económica, pero sobre todo en el pensamiento de gobernantes, ciudadanos e incluso usuarios de redes sociales.

El reto es que queremos seguir viviendo las ventajas de estar globalmente interconectados, pero sin los costos de estarlo. Este es el verdadero saldo de la pandemia.

Para encontrar la cura a la enfermedad hay que empezar por los síntomas y, sobre todo observar que hay comportamientos o reacciones humanas que, aunque parecieran no tener nada en común, en el fondo tienen muchas similitudes.

Empecemos por el desdén hacia los medios y formas de comunicación porque estamos confundiendo crítica con observación de los hechos.

Rechazamos todo aquello que no está de acuerdo con la realidad que queremos contarnos, para elegir solo creer lo que está más cercano a lo que quiero o me conviene.

Lo mismo los atentados a “palabrazos” que, a balazos; que un tweet para preguntar si debes dejar de ser cabeza de Twitter para contestar: “renunciaré como CEO tan pronto encuentre a alguien lo suficientemente necio (o perdido de sentido) para tomar el trabajo”. Suena a líder populista, pero es Elon Musk sinónimo de capital y miles de millones de dólares.

Segundo, perdimos la frontera entre el capital y las ideas políticas porque pusimos por delante la conveniencia personal al mercado y ahí, en la ideología, es en donde las ideas de las libertades encuentran su cárcel.

En México basta ver las imágenes de los líderes empresariales apoyando ideas o momentos políticos porque “así conviene desarrollo económico”; cuando en realidad a los únicos a quienes les es conveniente es a ellos y a la ilusión de que así construyen “influencia” ante la autoridad. Insisto, el mercado al servicio de la ideología.

Tercero, las redes sociales, es decir, lo que se vislumbraba como la máxima expresión de la democracia como la habíamos soñado, ahora es también vía para socializar regímenes que viven o se cultivan muy lejos de los valores democráticos por los que luchamos. Para muestra basta un TikTok y lo impensable: imágenes de turistas en Corea del Norte.

Cuarto, algunas de las imágenes de la celebración en Argentina por haber ganado el mundial muestran que estamos dispuestos a perder hasta la vida por la euforia de un momento. Esto, aunque parezca distante, es el mismo comportamiento que el de jóvenes entregándose al crimen organizado porque prefieren un momento teniéndolo todo, a una vida de carencias. Ahí tienes también las entrevistas en TikTok en la que ciudadanos argentinos dicen que prefieren ganar el mundial a ganarle a la inflación.

Quinto, los jóvenes creen que lo que sucede en este preciso instante en su feed es el todo y el único momento que afecta con sus decisiones es el inmediato. Si siguen creyendo que su voto es equivalente a un like, el autoritarismo continuará tomando terreno mientras ellos se hacen un selfie.

Es cierto, en la globalización no todo lo que interconecta a los países es la fibra óptica o, en lenguaje de estos tiempos, litio; pero el costo de la desglobalización económica será irrisorio si los buenos deseos no se convierten en buenas acciones que sumen a la libertad de pensamiento, obra y acción. ¡Felices fiestas!

POR ÓSCAR SANDOVAL SAENZ
CONSULTOR, SOCIO DE 27 PIVOT
OSANDOVALSAENZ@27PIVOT.COM
@OSANDOVALSAENZ 

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