Es evidente que la FIFA no es la institución más honorable que existe, eso lo sabemos todos. Tapar el sol con un dedo tampoco lo venimos a hacer.
Organizaron un Mundial en Rusia hace poco más de cuatro años, un país que considera nociva la homofobia, pero si en México se produce el grito, exprimimos las arcas de la Federación Mexicana de Futbol con infracciones económicas. En fin, como dicen los chavos, la hipotenusa.
Hacemos lo propio en un territorio extremista en este tipo de sentidos como Qatar, pero bueno. El dinero manda. Este órgano es quizá el más incongruente que yo haya visto en mi vida, pero señores, después de observar la final de la Copa del Mundo ya extinta, me queda clarísimo que nadie quiso ayudar a Argentina bajo ningún sentido.
En el penal que supuestamente le inventan a Francia, Antoine Griezmann en vez de reclamarle al árbitro lo hace con su compañero de equipo, que cometió la falta. Pero el orbe comenzaba a fraguar especulaciones sobre que, si estaba arreglado, acentuándose más en nuestro país. Ahora, suponiendo que el árbitro pretendía echarle una mano a la albiceleste, solo analice cómo es que este le marcó dos penaltis en contra en el mismo cotejo, uno totalmente debatible.
Argentina es monarca del mundo, porque llegó al certamen siendo campeón de América. Porque ostenta un proyecto sólido en cuanto a exportación de jugadores al futbol de élite, y así siguen produciendo nuevos, voltee a ver a Alejandro Garnacho del Manchester United, que si hubiera sido por mí yo lo subía de una vez a la lista.
Son campeones, porque tienen a un estratega que erradicó la individualidad en un deporte de asociación. Siempre han tenido grandes generaciones, pero pocas veces funcionaban juntas. No es coincidencia. Tienen en sus filas a uno de los mejores de la historia, que lo habría sido, aunque se fueran eliminados en la primera ronda.
Son los mejores del balompié de modo indiscutible, porque llegaron a la copa con una racha de 36 juegos sin perder, y, por ende, en los últimos 42, solo han caído en uno, en el que, por cierto, fueron mucho mejores que el rival y no concretaron.
Es tiempo, bajo estos argumentos, que desechemos la idea de conspiraciones en su contra, y volteemos al futbol mexicano y podamos gestar un proyecto de tales dimensiones, para que algún día lleguemos a esas alturas. El país del cono sur tiene 47 millones de habitantes, y acá con más de 120 no podemos producir 50 futbolistas de categoría.
Estimada y estimado lector. Es hora de dejar de maquillar supuestas irregularidades en contra de quienes se lo merecen, y asomarnos a nuestra propia casa. No son conspiraciones, sino falta de proyectos. Ojo.
POR JOSÉ EDUARDO IGA
TITULAR DE ARREBATO DEPORTIVO EN EL HERALDO RADIO TORREÓN
@JOSE_IGA
MBL