COLUMNA INVITADA

Inclusión social para enfrentar la pobreza

Otro   planteamiento   considera   ambos términos como diferentes, no necesariamente incluyentes, sino más bien   complementarios, no   sustituibles

OPINIÓN

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Luis David Fernández Araya / Colaborador / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Foto: Especial

En   los   años   2000   cobra   cada   vez   más   fuerza   la   referencia   a   la pobreza con relación a la exclusión social; por lo cual en ocasiones esta es confundida con la pobreza y se le refiere como sinónimo, o se le considera incluida en ella, o a la inversa: la exclusión es formulada como un proceso más amplio que comprende a aquélla, planteándose incluso la propuesta de reemplazar el concepto de pobreza por el de exclusión social.

En   este   sentido, se   argumenta   que   la   complejidad   inherente   a fenómenos   como   la   vulnerabilidad, inequidad, desigualdad   y   otros asociados, son inaprehensibles desde la categoría pobreza por lo cual proponen su sustitución por el de exclusión social, considerada como más   comprehensiva, con   arreglo   a   su   carácter procesal, multidimensional   y   dinámico.

Otro   planteamiento   considera   ambos términos como diferentes, no necesariamente incluyentes, sino más bien   complementarios, no   sustituibles.   De   modo   que   tampoco   hay consenso en una definición sobre la exclusión social como categoría de aproximación teórica a la pobreza. El término exclusión no es nuevo, fue acuñado en 1974, en Francia, por  R.   Lenoir   para   indicar   los   sectores   poblacionales   rezagados   y desprotegidos del proceso de generalización progresiva del sistema de seguridad social, entre inicios de los años ’40 y principio de los ’70:“minusválidos físicos y mentales, personas con tendencias al suicidio, ancianos   inválidos,   niños   víctimas   de   abusos,   toxicómanos, delincuentes, familias monoparentales,  miembros de  hogares  y  con problemas   múltiples,   personas   marginales   y   asociales,   y   otros inadaptados sociales” (Lenoir, 1974: 13). Con la añadidura “social”, el concepto fue asumido por la Unión Europea y se extendió por Europa, siendo empleado en dicho contexto a partir de los ’80 y en el presente es de uso común entre científicos sociales, gobernantes y organismos internacionales.

En   América   Latina, en   sus   inicios   el   concepto   no   experimenta   la misma difusión por medio de la CEPAL. Entra en vigor en los ‘90, en el contexto   del   retorno   de   la   democracia   en   algunos   países   y   el lanzamiento de una nueva generación de políticas   sociales   para la superación   de   la   pobreza,   selectivas   y   focalizadas   en   los   más vulnerables, como parte de los análisis sobre los “efectos perversos” del neoliberalismo y la globalización, como la pobreza, el desempleo, la desintegración social a partir de la fragilidad o ruptura de los nexos familiares y la inestabilidad o debilitamiento de los vínculos sociales, entre otros aspectos. La categoría “exclusión social” es polisémica, paradójica y polémica. Siendo múltiples las acepciones, podrían agruparse en las siguientes nociones:  Cuando ciertos grupos   poblacionales, estando en la sociedad, es como si no lo estuvieran o no pertenecieran a ella, quedan fuera de la misma, al no ser incluidos en sus beneficios, especialmente en los sistemas de protección social. Así, “excluido social” es todo aquel que ocupa un lugar en la sociedad que no es el deseado o propicio para el mantenimiento   del   sistema   social;   Cuando   ciertas   capas   de   población   no   pueden   participar   en   actividades   ordinarias   porque padecen   una   situación   de   pobreza;   Cuando   ciertos   grupos   no   son tomados   en   cuenta   porque   presentan   alguna   discapacidad   o   son estigmatizados por algún tipo de discriminación; Cuando existe faltade acceso u oportunidades para el ejercicio de los derechos sociales(como   educación,   salud,   trabajo,   entre   otros),   y   derechos   civiles   y políticos,   especialmente   la   participación   ciudadana;   Cuando   se presentan todas las situaciones anteriores simultáneamente, lo cual daría   cuenta   de   la   multicausalidad   y   multidimensionalidad   de   la exclusión; Cuando la exclusión se produce circunstancialmente y en una   sola   área,   lo   cual   negaría   su   carácter   estructural   y multidimensional. Mediante el debate y la defensa de carácter heterogéneo, procesal y estructural la exclusión en América Latina, así como la necesidad de contextualizar el fenómeno; a diferencia de autores europeos como Silver que niega dichos rasgos en el caso de Europa. Para   la   CEPAL, dentro   de   los   múltiples   aspectos   implícitos   en   la exclusión   social, es   ahora prioritario atacar la   desintegración social toda vez que ella expresa la falta de capacidades para acceder a los diversos   ámbitos   de   la   vida   social, incluyendo   a   las   instituciones, organizaciones   y   redes, obstaculizando   la   cohesión   social.  

Los analistas de la región continúan exaltando la dimensión estructural y política   de   la   exclusión   social, con   el   reconocimiento   en   ella   del componente de no ejercicio de la ciudadanía, por lo cual enfatizan la necesidad de realizar el estudio de este fenómeno bajo la dualidad exclusión-inclusión, en tanto que esta polaridad apunta a relaciones sociales más complejas. Ello introduce en el debate, junto a la discusión de la pobreza y de la exclusión social, el tema de la inclusión social y del empoderamiento ciudadano, en   particular   del   empoderamiento   de   los   pobres   y excluidos, que   ha   sido   enfocado   por   instituciones   internacionales como el BM en la formulación de las políticas sociales del siglo XXI, para enfrentar dichos fenómenos en los países en desarrollo. Las nuevas reflexiones han conducido también a la ONU a sugerir alos estados y Gobiernos “buenas prácticas” para la inclusión social. En América Latina y el Caribe, la CEPAL ha advertido la necesidad de superar   la   pobreza   mediante   la   inclusión   social   e   incidir   sobre   la exclusión   favoreciendo   la   cohesión   social.   La   Organización Internacional del Trabajo (OIT) propuso en 2010 el concepto “pisos de protección social” como nueva estrategia para combatir la exclusión social y la pobreza mediante la ampliación de la seguridad social y actualmente continúa promoviéndolo. La OEA, el  BM, el BID,  distintas ONGs a nivel  mundial y regional, incluso   las   nuevas   organizaciones   de   integración   latinoamericana como   la   Alianza   Bolivariana   para   los   Pueblos   de   Nuestra   América(ALBA), la Unión de  Naciones Suramericanas  (UNASUR); el mercado Común   del   Sur   (MERCOSUR)   y   la   Comunidad   de   Estados Latinoamericanos  y  Caribeños  (CELAC),  junto   a   los   gobiernos  de  la región llamados “progresistas” o de izquierda, en los últimos años y en el presente vienen proclamando la inclusión social. Es decir, que ya no se discute la pobreza a secas sino en tanto factor de exclusión  social, y la necesidad   del logro   de la inclusión social, desde un enfoque humanista y socialmente equitativo, en pro de un desarrollo integral. Sobre estas ideas gravita actualmente el debate internacional y latinoamericano, que convoca a sumar las capacidades necesarias para el ejercicio de la ciudadanía, como medio de superar todo   tipo   de   privaciones   que   restringen   la   calidad   de   vida   de   la población, especialmente de los llamados países en desarrollo.

POR LUIS DAVID FERNÁNDEZ ARAYA
ECONOMISTA
@LUISDAVIDFER

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