Todos los hemos escuchado y utilizado. Sin saber quién los creó o cuándo, los dichos y los refranes transmiten de una forma sencilla e ingeniosa sabiduría popular acumulada por generaciones sobre la naturaleza humana y la forma como enfrentamos diferentes situaciones cotidianas.
El entendimiento de las motivaciones, habilidades y contexto que definen nuestro comportamiento, tal como lo expresan dichos y refranes, es clave para generar cambios positivos en la sociedad, y el combate al cambio climático no es la excepción. Este mes se lleva a cabo la COP27 (Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático) en donde se revisan los avances en materia de combate al cambio climático y las posibles medidas a implementar en el futuro. Hoy, más que nunca, es necesario entender cómo promover la acción individual a favor de nuestro planeta.
En un mundo tan polarizado, es sorprendente que haya prácticamente un consenso sobre la necesidad de actuar para combatir el cambio climático. Estudios realizados por Ipsos en más de 30 países muestran que la mayoría de los ciudadanos del mundo (incluido México) están de acuerdo en que, si los gobiernos, empresas e individuos no actúan ahora para combatir cambio climático, estarán fallando a sus ciudadanos, clientes y a las generaciones futuras.
Sin embargo, estamos aún lejos de salvar todos los obstáculos. Persiste un importante debate sobre lo que gobierno, empresas e individuos deben hacer, la forma como lograr que se realicen las acciones necesarias y cómo se cubrirán los costos asociados a las mismas. Entonces ¿por dónde empezar?
Cualquier cambio a favor de nuestro planeta debe necesariamente tomar como base al individuo; en la medida que uno a uno modifiquemos nuestro comportamiento y estilo de vida, el impacto de la acción colectiva crecerá gradualmente y con el tiempo logrará el resultado deseado. Sin embargo, son muchos los retos para un cambio de comportamiento individual como el que necesitamos.
Diferentes estudios realizados por Ipsos a lo largo del 2022 muestran que hay importantes diferencias en la percepción de la urgencia de actuar ahora, así como la posición del cambio climático en las preocupaciones diarias de los ciudadanos. También se ha demostrado que la gente tiende a sobre estimar el impacto que tienen algunas acciones a su alcance y subestimar (o ignorar) el impacto de acciones que sigue realizando día con día, y cómo la mayoría tiende a rechazar o evitar acciones que impliquen un costo personal (ya sea en tiempo, dinero o esfuerzo), aún si estas tuvieran un impacto muy positivo en el planeta.
Si los individuos enfrentan todas estas barreras, ¿cómo se puede ayudarlos a superarlas? La clave está en presentar la información y los incentivos adecuados para que los individuos tomen por si mismos las decisiones que mejor impacto tendrán en nuestro planeta. Pero esto no es sencillo, los gobiernos rara vez tienen el incentivo de poner restricciones o impuestos al consumo que tengan potencial de afectar su popularidad, y en muchos casos no parece haber un plan claro de acción (a nivel global sólo el 39% cree que su gobierno tiene un plan claro de cómo la gente, el gobierno y las empresas deben trabajar juntos para combatir el cambio climático).
Ante esta situación, la responsabilidad de actuar, promover y exigir el cambio recae en nosotros mismos, la sociedad civil. Ya sea desde el propio hogar (¡no el de mi compadre!) o de forma organizada; generando y difundiendo información, promoviendo acciones en conjunto con otros actores como academia o empresa, y haciendo propuestas y presionando a las autoridades, es hora de dejar de ser espectadores y predicar con el ejemplo; ¿tú que haces hoy en tu casa para combatir el cambio climático?
¡Hasta la próxima!
POR RICARDO SALAS
DIRECTOR DE PUBLIC AFFAIRS & CORPORATE REPUTATION / IPSOS EN MÉXICO
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