MALOS MODOS

Ni de izquierda ni de derecha: lo peor de dos mundos

Gente mucho más capacitada que yo para estos menesteres ha hecho recientemente esfuerzos

OPINIÓN

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Julio Patán / Malos Modos / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Gente mucho más capacitada que yo para estos menesteres ha hecho recientemente esfuerzos atendibles por definir lo que nuestro presidente sí es en términos de posicionamiento político. Con su permiso, voy a hacer un esfuerzo por definir lo que no es.

No es un neoliberal. Ojalá lo fuera. Entiendo la tentación de la ironía: el paladín tropical del anti neoliberalismo los tiene engañados, chairos, a punta de retórica chafa y recortes al gasto. Y sí, los tiene engañados, todavía, a muchos. Pero meter machetazos al presupuesto por un lado, y gastarte una fortuna en inutilidades como Dos Bocas o el AIFA, por el otro, no tiene que ver con la voluntad de adelgazar lo público para engordar lo privado, sino con la de reventar al Estado para convertirlo en el patrimonio hipertrófico de un caudillo.

En ese sentido, no es, por Dios, un socialdemócrata que respeta el libre mercado mientras abraza las causas de la progresía. Nunca lo fue, por supuesto, pero a estas alturas hay que ser de veras muy limitadito, o muy cínico de una manera muy limitada, para sostener semejante disparate. El presidente acepta porque ni modo a ciertos empresarios, y al mismo tiempo carga contra las farmacéuticas, las cerveceras, las clases medias aspiracionistas y las empresas de energías limpias o cochinonas, pero privadas, mientras crea paraestatales a mansalva.

Por supuesto, tampoco es un paladín de los pobres con un carácter arrebatado, como sugiere, quién más, Zepeda, que en una columna de esta semana nos trata de vender que aunque los modos presidenciales no son los adecuados, lo que mueve al líder es su amor por los desposeídos, un amor tan intenso que le ha agriado el carácter. Es de veras una monserga volver una y otra vez a lo mismo, pero sí: es el sexenio de los niños con cáncer abandonados a su suerte, de la vacuna cubana para ahorrar, de los hospitales públicos arrasados y, pa’pronto, de los 15 millones de personas que dejaron de recibir servicio de salud; el de las poblaciones en pobreza dejadas en manos del narco; el de las mujeres sin guarderías para los escuincles; el de los cuatro y pico nuevos millones de pobres, vaya.

Tampoco creo que el presidente sea un ejemplo de ultra conservadurismo de derecha. En un ensayo reciente, Pablo Majluf invita a abandonar las categorías de izquierda y derecha cuando del licenciado se habla, y a entenderlo, más bien, como un destructor a rajatabla alimentado por lo que alimenta a todos los grandes destructores: el resentimiento. Coincido, y coincido en que eso lo hace un hombre muy de su tiempo en el que la mochería onda Bolsonaro y las querencias trumpistas conviven con el pobrismo de Evo, el militarismo empresarial a lo cubano y un híper estatismo con algo de chavista. Lo peor de dos mundos, pues, para apelar al lugar común.

POR JULIO PATÁN
COLABORADOR
@juliopatan09 

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