VENTANA POLÍTICA

Saber perder

En la cultura norteamericana se celebra al vencedor, pero se valora al perdedor que asume el resultado y reconoce a su contrincante

OPINIÓN

·
Verónica Ortiz / Ventana Política / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

El bien puede resistir derrotas; el mal, no”. Rabindranath Tagore

Victoria y derrota forman parte de la vida de personas y sociedades, y son elementos intrínsecos de las contiendas democráticas. 

En una cultura tan competitiva como la norteamericana, se celebra al vencedor, pero se valora al perdedor que asume el resultado y reconoce a su contrincante. Ese gesto confiere grandeza y ha permitido la transferencia pacífica de poderes que constituye un pilar de la democracia. Por ello, más que el mensaje del ganador, resulta relevante el “discurso de concesión” del perdedor. 

Los casos de dos elecciones presidenciales han sido particularmente dramáticos. El republicano George Bush hijo resultó triunfador por decisión de la Suprema Corte, luego de una contienda tan cerrada que tuvo que ser dirimida ante el más alto tribunal. El candidato perdedor, el demócrata Al Gore, así lo expresó en su discurso del 13 de diciembre de 2000:

“La Suprema Corte de Justicia de los Estados Unidos ha emitido su dictamen. Pero, que no quepa la menor duda: aunque rechazo enfáticamente la decisión de la Corte, la acepto. Y esta noche, a fin de salvaguardar la unidad de la nación y la fortaleza de nuestra democracia, admito mi derrota.”

Años después, la candidata demócrata Hillary Clinton ganó el voto popular (por mas de tres millones de sufragios), pero perdió el Colegio Electoral que favoreció al republicano Donald Trump. Y esto dijo Clinton el 9 de noviembre de 2016:

“Nuestro país está mas dividido y confrontado de lo que imaginamos. Pero si ustedes, como yo, creen profundamente en los Estados Unidos, entonces debemos aceptar este resultado y mirar al futuro. Nuestra democracia constitucional consagra la transmisión pacifica del poder. Y no sólo debemos respetar ese principio, sino atesorarlo.”

Hoy la democracia norteamericana se encuentra amenazada por Trump, quien no ha reconocido su derrota desde el 2020, con la fractura política y social que ello ha implicado. Algo similar ocurre de este lado de la frontera, con un presidente legítimamente electo que sigue sin superar un supuesto fraude en 2006. Y ese no saber perder ha llegado a absurdos en la arena internacional en la que, a tono con el ambiente mundialista, la escuadra brasileña nos ha metido dos goles al hilo, descolocando a la alineación nacional. Primero en la elección de secretario general de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y hace unos días en la presidencia del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). 

Ante la sonora derrota en la OPS, no encontramos mejor salida que pedir recuento “voto por voto”. Frente al resultado desfavorable en el BID, descalificar el proceso y denunciar “más de lo mismo”. Penosas reacciones que dejan mal parado al país y constituyen oportunidades perdidas para ganar autoridad moral, porque la institucionalidad y la vocación democraticas se prueban en las derrotas.

POR VERÓNICA ORTIZ
COLABORADORA
@veronicaortizo

MBL