Hay razones para el optimismo tras el éxito de las marchas ciudadanas del 13N que aglutinaron a los partidos opositores en rechazo a la contrarreforma electoral. Pero la defensa del INE —y de nuestra democracia— no ha terminado, apenas empieza. Como ha quedado claro, el lopezobradorismo usará todos los recursos a su alcance para debilitar y someter al árbitro electoral antes de las elecciones de 2024.
Si bien hoy la oposición está unida y el oficialismo no tiene mayoría calificada (dos tercios del Congreso) para hacer cambios a la Constitución que dañen al INE, no podemos descartar algunas traiciones de última hora. Por eso la presión pública al PRI, PAN, PRD y MC que se desplegó en la marcha debe continuar. Probablemente, las comisiones en Cámara de Diputados dictaminen la iniciativa el 28 o 29 de este mes y se tramite para su voto en el pleno.
En todo caso, Morena ya anunció un Plan B: modificar la estructura del instituto electoral mediante la reforma a siete leyes secundarias. Esto sólo requiere mayoría simple: 50 por ciento más uno de los votos, la cual sí consiguen con sus propios aliados. Si bien no se ha circulado un texto final, todo apunta a que presentarán propuestas abiertamente inconstitucionales (pues una ley secundaria no puede contradecir a la Carta Magna), pero algo similar ya ocurrió en materia de energía y seguridad. Por ello, la oposición debe mantenerse unida y preparar escenarios para litigar ante la Suprema Corte de Justicia.
Un segundo frente se abrirá en abril de 2023, cuando se renueven cuatro (de 11) consejeros del INE: Adriana Favela, José Ruiz, Ciro Murayama y el presidente Lorenzo Córdova. Un Comité Técnico seleccionará los perfiles finales para que, de entre ellos, la Cámara de Diputados elija. El detalle es que, de los siete integrantes del Comité, cinco estarán controlados por Morena (tres de diputados, dos de la CNDH) y sólo dos serían potencialmente independientes: los que proponga el INAI. Es decir, aún sin reforma electoral, el lopezobradorismo hará todo para imponer cuatro consejeros del INE que sean leales a su proyecto.
Una tercera batalla será el presupuesto. El INE representa apenas entre 0.2-0.3 por ciento del gasto federal. Si es más caro que en otros países es porque hace muchas más cosas que garantiza elecciones libres y son modelo internacional: expide credenciales, fiscaliza gastos de partidos, elabora listas nominales, imprime boletas, capacita funcionarios, instala casillas, etc. Sólo 1.1 por ciento de sus recursos se destinan a pagar a los consejeros (México Evalúa).
Sin embargo, con la propaganda de que “el INE es caro”, el lopezobradorismo le ha reducido sistemáticamente su presupuesto y lo hará todavía más. En el mismo sentido, de aquí a 2024 atacarán al INE con todo: lo difamarán, lo espiarán, amenazarán a sus integrantes. El objetivo es crear desconfianza ciudadana y debilitarlo para que, si no les va bien en las elecciones —como cada vez parece más probable—, puedan acusar un fraude imaginario.
Las oposiciones ciudadanas y partidistas no podemos celebrar ni confiarnos; quedan casi dos años de batalla donde esperar de todo: nos van a insultar, presionar e intimidar, pero la razón legal y la mayoría nos asiste. Hay que estar preparados, mental, política y cívicamente, para movilizarnos hasta el final.
Guillermo Lerdo de Tejada Servitje
Colaborador
@GuillermoLerdo
MAAZ