COLUMNA INVITADA

Los juegos infantiles

Ya tocaran la campana o el timbre en la escuela, señal de salir al recreo, la alegría

OPINIÓN

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Rubén Martínez Cisneros / Colaborador / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Ya tocaran la campana o el timbre en la escuela, señal de salir al recreo, la alegría se apoderaba de los chamacos, había que aprovechar el tiempo, la media hora para jugar, otros platicar o bien comer el lonche que le pusieron en su mochila de cuero o bolsa donde llevaba los libros y útiles escolares.

El escritor José Emilio Pacheco, en su esplendido libro Las batallas en el desierto, dice, “En los recreos comíamos tortas de nata que no se volverán a ver jamás”, había quienes ponían a bailar el trompo y realizaba, algunas suertes con él, otros más jugaban con sus canicas o cuicas -gotitas, americanos, cayucos- y como dice Chava Flores, “Pichicúas y Cupertino las canicas se empezaron a ganar”… otros más, mostrar la destreza con los yoyos o bien el balero.

Las niñas, saltaban la cuerda o bien mostraban sus habilidades con la matatena, con huesitos de durazno y su pelotita, lo cierto es que la algarabía de los niñas y niños se contagiaban entre ellos, la alegría se desbordaba con sus gritos y risas, el patio de la escuela se convertía en un espacio para la recreación; alguien sugería jugar a la a la víbora de la mar.

Señala Jas Reuter en la presentación del libro Los niños de Campeche cantan y juegan, “Todos los niños de mundo juegan y cantan, y todos los adultos hemos cantado y jugado. Son pocas las manifestaciones culturales que unen tanto a un grupo humano como lo hacen sus comunes recuerdos de infancia: las canciones de cuna, las rondas, los juegos…”.

Lo cierto es que hoy poco se ve a los párvulos jugar a las rondas, como aquella llamada “El patio de mi casa, como es particular, se llueve y se seca como los demás. Agáchense y vuélvanse a agachar, las niñas bonitas se vuelven agachar” , o bien “Hilitos, hilitos de oro, que se me venían quebrando…”

En el libro Así cuentan y juegan en la Huasteca, editado por Conafe, 1991, encontramos   A pares y nones, el cual los niños hacen pares de jugadores e interpretan, A pares y nones vamos a jugar, el que se quede solo, solo se quedara, al concluir la canción, los jugadores se abrazan de dos en dos. Quien quede solo, pierde.

Otro entretenimiento de los niños de aquellos ayeres era jugar a las adivinanzas, una de ellas escrita en el libro citado anteriormente, es la siguiente; Ya ves, claro ves. ¿No me adivina lo que es? (Las llaves).

 Ya por la tarde, después de hacer la tarea, volver a los juegos infantiles, ya fueran los encantados, las escondidas y si el viento era favorable, elevar el papalote.  

Y por qué no recordar a Francisco Gabilondo Soler “El grillito cantor, con sus canciones infantiles “Que dejen toditos los libros abiertos, ha sido la orden que dio el general. Que todos los niños estén atentos, las cinco vocales van a desfilar…     

Como lo señala Francisco Ribes en el texto Canciones de España y América, “Los niños difunden en sus canciones la vitalidad que anida en sus cuerpos y la inocencia que desborda sus espíritus”.

Recordar es vivir.

POR RUBÉN MARTÍNEZ CISNEROS

COLABORADOR

MAAZ