SILBATAZO INICIAL

¡Ya vi la novela!

Hace 13 años, aunque sé que son más, comenzaba a exhibir los problemas de intereses en la Selección Mexicana, esperando por el día en que desaparecieran

OPINIÓN

·
José Eduardo Iga / Silbatazo inicial / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Febrero de 2009: siempre Heraldista, por poner un adjetivo, de corazón. En Saltillo, fue mi primera columna para nuestros hermanos de nombre de aquella ciudad. El Heraldo de la Atenas de México me daba un espacio, para como ahora, expresarme y emitir opiniones sobre el deporte de las patadas.

Mi estilo se ha ido definiendo, pero algo siempre he tenido claro. Incluso con ciertos detractores, los números han sido, y seguirán siendo, las puntas de lanza de mis escritos; dado que ante ellos poco debate hay, y si lo hay, mi contraparte suele debatir ya con más argumentos que salen del corazón y soy muy poco partidario de aquello.

Hace 13 años, aunque sé que son más, comenzaba a exhibir los problemas de intereses en la Selección Mexicana, esperando por el día en que desaparecieran.

Rememorando algunos episodios concretos, Guillermo Franco llegó a una Copa del Mundo y fue titular. Ese no era el problema, sino que además de no atravesar un buen momento con Rayados, llegó a jugar infiltrado en una fase eliminatoria. Es decir, estaba ¡lesionado! El cinismo inexplicable teniendo en la figura de los jugadores y técnicos, nombres y apellidos concretos.

En el Mundial del 2006, critiqué que Ricardo La Volpe no llevara a Cuauhtémoc Blanco que ostentaba un estado de forma importante. Quizá, el elemento con más exquisitez técnica que le haya tocado al futbol contemporáneo en el país.

El Rafael Chiquis García, yerno del bigotón, que iba de bajada en su trayectoria fue convocado, en otro aspecto que denota unos claros intereses personales, porque futbolísticos pocos.

Asómese a Australia, donde su técnico tuvo la oportunidad de llamar también a su familiar político, y al final le invitó a ver los cotejos en el sillón de casa.

Antes, en 1994, Hugo Sánchez tuvo la consigna de poder ser un héroe en una de las eliminaciones más vergonzosas de un representativo nacional. Miguel Mejía Barón lo dejó en el banquillo. Gabriel Caballero o Oscar El Conejo Pérez fueron llevados por Javier Aguirre en declive. El resultado, lo conocemos todos. Ni qué decir del Adolfo Bofo Bautista, en cuyo caso yo con mi voluminosa figura corro más que aquel ex chiva.

Pasan los años, se repite la historia. El detalle es que ahora Gerardo Martino dejó fuera al líder de goleo de Europa League, a un campeón con Pachuca, no convocó a ninguno del bicampeón Atlas de Guadalajara, para en su lugar poner a un tipo (Héctor Herrera) que prefirió los dólares de Houston que la competitividad del Atlético de Madrid, al capitán que no juega nada en España (Andrés Guardado), y a dos delanteros con periodos largos, también, de inactividad importante (Raúl Jiménez y Rogelio Funes Mori), no quieras curar al enfermo con el mismo diagnóstico. A este futbol mexicano se le debe administrar otra medicina o seguirá enfermo.

POR JOSÉ EDUARDO IGA
TITULAR DE ARREBATO DEPORTIVO EN EL HERALDO RADIO TORREÓN
@JOSE_IGA

MAAZ