La mejor forma de crear y criar a un delincuente o tirano es haciendo todo por él desde pequeño como recoger sus juguetes, ropa, zapatos, todo, hasta no enseñarle el valor del esfuerzo propio.
Darle a un niño o niña todo lo que pide, ayuda a convencerle de que el mundo le pertenece y el verdadero valor de las cosas pierde sentido.
Evitar darle una enseñanza espiritual hará de él o ella un adulto desconocedor de su propio yo.
Permitirle decir malas palabras y aplaudirle cada desplante, sin llamarle la atención, es la mejor manera para inculcar la falta de respeto por los demás.
Dejarlo que lastime a los animales, las plantas y a la tierra misma, hará a un ser desconectado de la propia vida.
Ser una papá o mamá permisivos, desapegados de la educación y del crecimiento de los críos es la fórmula ideal para que de grande ese ser se convierta en todo, menos en empático.
Cuando vemos a delincuentes o tiranos, lo primero que pensamos es que seguramente no tuvieron una buena educación en casa o que fue un niño o niña con falta de atención de sus padres, pero es menos complicado que eso, solo se trata de darle todo, hasta el dinero que quiera, que será suficiente para que no piense que hay que trabajar por conseguirlo.
Pelear con la pareja frente a los hijos, hará que cuando la familia se disuelva lo vea como algo normal y el sufrimiento será menor.
Dejarlos leer y ver todo lo que llega a sus manos, pero que sus cosas estén limpias y ordenadas, provocará que la mugre esté solo en su cabeza.
Darle todo, cumplirle todos los caprichos y evitarle la austeridad, evitará que crezca frustrado.
Pegarle hasta el cansancio provocará que en el futuro, cuando seas viejo, te trate igual que como tú lo hiciste cuando era solo un niño.
¿Te suena familiar, lo viviste en carne propia o lo aplicas ahora con tus hijos? Cómo sea, todo es una repetición: como te educaron educas, como educas, educarán. El método es simple.
Sigue todos estos consejos y entonces tendrás a un verdadero tirano o criminal, no importa el nivel, simplemente lo será. Recordemos que para ser un delincuente no es necesario pisar la cárcel, robar o matar, ése ya es un extremo mayor, pero el camino para llegar es el mismo.
POR KARINA ÁLVAREZ
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