El plan del gobierno de Andrés Manuel López Obrador de abrir una nueva aerolínea manejada por la Secretaría de la Defensa Nacional parece una especie de capricho reivindicatorio en el que los burócratas quisieran vengar los fracasos del pasado, cuando no supieron manejar adecuadamente empresas telefónicas, televisivas, ferrocarriles, bancos y hasta salas de cine. Abrir una aerolínea estatal es un mensaje de “yo también puedo”; que implica que no únicamente la iniciativa privada puede conducir eficientemente una empresa.
Esa revancha setentera, sin embargo, puede tener elevados costos en un momento en el que el presupuesto público ha quedado apretado por el subsidio a los energéticos y por los altos compromisos asumidos en gasto social. Lanzar una nueva aerolínea bajo el paraguas de la empresa militar Olmeca Maya Mexica no será sencillo y enfrenta al menos cuatro desafíos:
(1) Financiero. La Sedena tendrá que presentar un plan de negocios convincente que incluya rutas e itinerarios que, manejados con estándares de bajo costo, den viabilidad a la nueva entidad sin depender perennemente del presupuesto público; (2) Operativo. La Sedena cuenta con pilotos y personal operativo en tierra. Pero, una cosa es elevar el vuelo bajo un comando militar y otra muy distinta es prestar servicios turísticos, cobrar por ello, y otorgar un buen servicio al cliente; (3) Competitivo. La nueva aerolínea no llegaría a un mercado vacío o con empresas en retirada. Por el contrario, Volaris y Viva Aerobus están más fuertes que nunca, abriendo nuevas rutas e incrementando itinerarios constantemente; y (4) De posicionamiento. Que el gobierno inaugure una aerolínea justo después de que se han accidentado dos helicópteros no es quizá el momento más apetecible para los usuarios.
El Presidente sigue asociando la idea de que la justicia social sólo se puede alcanzar por la vía de servicios que debe ofrecer el propio gobierno.
Continúa con la confusión respecto del valor que en la sociedad tienen las empresas privadas, y persiste la descalificación a la generación de utilidades financieras por brindar un producto o servicio. Por eso se siente conminado a ofrecerlo de parte del gobierno sin la obtención de rendimientos. Eso sí le parece justo, pues no logra asimilar que en la libre competencia es cuando más se beneficia al consumidor.
Ojalá que si AMLO abre su aerolínea no termine como Gas Bienestar, la gasera justiciera que ya ni el propio Presidente menciona en sus informes de gobierno. Veremos.
WALMART
Javier Treviño, el nuevo vicepresidente Sénior de Asuntos Corporativos de Walmart, señaló que el viernes pasado, en Playa del Carmen, Quintana Roo, se abrió el Walmart Supercenter número 300: “seguimos con nuestro compromiso de seguir creciendo y poder llegar lo más cerca al consumidor”.
POR CARLOS MOTA
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