COLUMNA INVITADA

El destino como elección voluntaria

Quien mira hacia afuera sueña, quien mira hacia adentro despierta. - Carl Jung

OPINIÓN

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Luis Ignacio Sáinz / Columna invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Jorge Luis Borges nos sorprende siempre con su humildad, pues suele desarrollar su literatura en devoción a los clásicos, desmenuzando su sabiduría. Construye nuevo conocimiento al modernizar la tradición con una lectura contemporánea. Bajo la influencia de su filósofo preferido Schopenhauer, quien sostiene que todos los hechos que pueden ocurrirle a un ser humano han sido prefijados por él mismo, el poeta defiende en El Aleph (1949) la tesis del destino como elección voluntaria: “Así, toda negligencia es deliberada ... toda humillación una penitencia, todo fracaso una misteriosa victoria...

No hay consuelo más hábil que el pensamiento de que hemos elegido nuestras desdichas... (lo que) nos confunde con la divinidad. Visto desde semejante perspectiva, el libre albedrío, esa capacidad de arbitrar entre opciones diversas (de allí, “libre arbitrio”), nutre la conciencia y estimula la praxis, pero también puede paralizar a los indecisos y renuentes a saberse origen y destino de sus historias personales.

Si adoptamos la reflexión de Borges aceptamos una sentencia inquietante: diseñar nuestro destino nos permite transformarnos en seres morales, entendiendo por ello sujetos responsables de sus actos y omisiones. Entonces, dios o los dioses cesan de tutelarnos y debemos de hacernos cargo de nuestro orden y desorden.

Como recordaba Hegel: “La memoria es la cuerda de la que penden estrangulados los dioses griegos” (1796). Ecuación que muestra que recordar y evocar resultan cara y cruz del principio de la historia, sin la presencia del pasado no habría conciencia moral y responsable del sujeto en relación con su circunstancia y, en particular, con el devenir.

Semejante reto puede convertirse en oportunidad, el poder del mérito, conciliando vocación y voluntad. Sin duda alguna “hemos elegido nuestras desdichas”, que podemos superar mediante las artes y acaso en el amor… Plantarle cara al destino, construyéndolo.

No se nos olvide que para los griegos el alivio del dolor consiste en proferirlo a gritos, denunciarlo y exorcizarlo. Aceptemos nuestros errores y malas decisiones, sobre todo en la política, ya que nos compete a todos sin excepción, es un patrimonio común y así debe tratársele, no como si fuese propiedad de uno o varios, sino involucrando a la totalidad social. Por eso le asiste la razón a Jung, ese compañero de Sigmund Freud en los orígenes del psicoanálisis, cuando subraya que mirar al exterior nos induce a soñar, el vuelo de la imaginación, en tanto mirar al interior nos invita a despertar, la modificación-construcción de la realidad...

El desafío es conciliar las preocupaciones teóricas con las ocupaciones prácticas; o para los creyentes: “A dios rogando y con el mazo dando”. El futuro está a la vuelta de la esquina.

POR LUIS IGNACIO SÁINZ
COLABORADOR
SAINZCHAVEZL@GMAIL.COM

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