CLARABOYA

Política exprés

Los tiempos actuales nos han demostrado que es más importante que nunca fomentar la construcción de ética pública, basada en la respetabilidad y legitimidad

OPINIÓN

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Azul Etcheverry / Claraboya / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Conforme pasa el tiempo y las de por si anticipadas elecciones presidenciales se perciben más cerca, personajes de la política con aspiraciones cada vez más latentes comienzan a figurar en espacios públicos cada vez más diversos y polarizantes. Si bien cualquier mecanismo político-electoral se centra en la visibilidad y consecuente popularidad, las herramientas a partir de las cuales se trazan las estrategias de comunicación y alcance mediático han ido evolucionando.

Si bien la tecnología ha permitido la diversificación de las herramientas y alcances mediáticos, es una realidad que en nuestro país la televisión es el medio más popular, mayoritariamente, así como la radio, que en México genera un fenómeno de audiencia particular, siendo uno de los mayores consumidores en el mundo; sin embargo, con la aparición del internet y el subsecuente salto cuántico en los paradigmas socioculturales que esto conllevó, hoy las redes sociales son las que definen las elecciones.

En términos mediáticos, las bases, el voto duro, se sustenta en ese grueso de la población que consume TV y radio para informarse y entretenerse, mientras que las audiencias más jóvenes, traducidas en “el voto indeciso”, son las que “habitan” el espacio digital. El gran diferenciador es que ahora son las masas las que hacen el contenido y han democratizado la forma en la que se comunica todo, incluyendo, naturalmente, la política.

Lo anterior, representa un arma de doble filo. Por una parte, significa la posibilidad de llegar a una generación interconectada, informada y audaz que exige mucho más de su representación política, y por otra, el aglutinamiento de contenido exprés, “digerible” y ramplón, que invade un espectro importante del volumen de contenido en la red.

Desafortunadamente, en México y en el mundo la política ha tenido que ir acoplándose a estas nuevas plataformas, para muchas veces considerar oportuno publicitar la participación en una clase de trampolín o el maquillarse la cara a razón del Día de Muertos. No con ello quiero decir que considere que sean estrategias criticables, la libertad de expresión siempre tiene que ser defendida, no obstante, cuando estas actividades ocurren durante el desempeño de otros cargos públicos y/o exista al menos la sospecha de que haya financiamiento con recursos públicos indebidamente, debe ser señalado y fiscalizado de ser necesario.

Los tiempos actuales nos han demostrado que es más importante que nunca fomentar la construcción de ética pública, basada en la respetabilidad y legitimidad, al intercambio de ideas. El encono que vivimos hoy es el resultado del desinterés oficialista de fomentar siquiera diálogo, mucho menos consensos.

Aún falta mucho tiempo para las elecciones, esto apenas comienza, veremos el alcance de las voluntades frente a realidades urgentes y muy dolorosas que tendrán que seguir esperando.

POR AZUL ETCHEVERRY
AETCHEVERRYARANDA@GMAIL.COM 

@AZULETCHEVERRY

MAAZ