COLUMNA INVITADA

La reivindicación de Ernesto Zedillo

De que en México hay perversidad, la hay, y de sobra. Que existe un más que complejo funcionamiento de la política

OPINIÓN

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Martha Gutiérrez / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

De que en México hay perversidad, la hay, y de sobra. Que existe un más que complejo funcionamiento de la política, todavía más y para muestra un botón. La reaparición de Ernesto Zedillo posicionando en materia económica el futuro de Latinoamérica no es coincidencia, sino una medición de la temperatura de la percepción ciudadana sobre los tecnócratas, economistas y empresarios. El conducto perfecto fue el expresidente quién es visto como uno de los personajes con mayor formación técnica y una ausencia casi absoluta de política de calle, es decir, lo opuesto al presidente López Obrador.

Detrás del posicionamiento del expresidente vinieron los de múltiples opinólogos para intentar reivindicar la gestión atajando los símbolos de su gobierno: el Fobaproa, las matanzas de Aguas Blancas y el zapatismo, entre otros. Ejemplar es la columna de Ricardo Holms en un diario de circulación nacional que describe esos hechos únicamente como enunciativos, sin insertarse en el impacto social a casi 25 años y las consecuencias que ello tuvo en el poder. En cambio, se decidió solo por enaltecer la transición democrática del año 2000 y la conversión del INE en un instituto autónomo e independiente.

Curiosa forma de insertarse en el debate actual, ya que aquello no fue un acto de acción política de Ernesto Zedillo, sino una defensa e intento desahuciado por mantener el poder y control de la política en México, además de estabilizar la percepción internacional sobre la democracia en México. 

Considero que son manipuladoras y equivocadas las interpretaciones, sobre todo inefectivas para situar la narrativa que se pretende. Es inviable que de esa forma pretendan contrarrestar a Andrés Manuel López Obrador, por el contrario evidencian una malograda desesperación por hacerlo. Pero a estas alturas resulta increíble que a través de las supuestas estrategias del señor X. González o que ahora con este tipo de acciones pretendan combatir políticamente a López Obrador. Incluso es ridículo, por varias razones, entre las que destacan la falsedad en la que se basan para interpretar los hechos, así como las premisas de las que parten. El país en 1994 venía de la mayor crisis en su historia política tras haber observado por televisión nacional el asesinato del candidato presidencial del PRI a manos de los propios intereses de otro grupo que detentaba el poder, siendo designado como sustituto Ernesto Zedillo quien fue visto de manera casi permanente como el villano, oportunista y pésimo político para atender la circunstancia social de el momento, pero sobre todo la económica creada por Carlos Salinas de Gortari diseñada para que fracasara.

Los hechos indicaban que ya no era creíble a nivel internacional que el PRI siguiera cooptando las instituciones y forzando la “democracia” a su manera, con sus métodos y sobre todo con un impacto profundo en la economía de intereses económicos internacionales. Por ello, se atendió a la reforma del IFE en 1994, como lo hizo antes en 1977 Jesús Reyes Heroles con la reforma electoral, es decir, se hizo más por necesidad, que por virtud, pero sobre todo por desesperación, más que por visión. En el camino, es cierto supieron capitalizar la reforma, atender las causas y orientar la política de manera correcta para garantizar las transiciones de poder, que fue muy distinto a como se hizo en Sudamérica, por ejemplo. 

De igual manera, la izquierda ya profundizaba su presión a la apertura política, justamente en una de sus vías a través de Andrés Manuel López Obrador en Tabasco como candidato a gobernador, y a quien Ernesto Zedillo siempre le permitió el avance a pesar de que el priísmo encabezado por Roberto Madrazo le aseguraba que si lo dejaba vivir -políticamente- después no habría forma de detenerlo, lo que a la larga resultó cierto. 

La realidad es que López Obrador le encontró la forma política al país, a pesar de que para muchos él no hace política, mucho menos es técnico como Ernesto Zedillo. Sin embargo todas las formas que se han pretendido ejecutar han resultado tan obvias, falsas e inoperantes, que hacen que el enanismo de Andrés Manuel se vea como un gigante, lo que resulta una verdadera vergüenza para el resto del país que se muestra incapaz de organizarse de una manera diferente y verdaderamente democrática e innovadora. 

Y no es pregunta 

POR MARTHA GUTIÉRREZ
ANALISTA EN COMUNICACIÓN POLÍTICA
@MARTHAGTZ

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