TRES EN RAYA

El presidente Zedillo y las cosas como fueron

Nunca culpó al pasado del desastre que lo recibió. Lo que hizo fue encontrar las formas de salir de tan terrible atolladero

OPINIÓN

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Verónica Malo Guzmán / Tres en Raya / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Ernesto Zedillo Ponce de León recibió una bomba de tiempo, no hay mejor manera de describirlo: a partir del asesinato de Luis Donaldo Colosio salieron del país más de 50 mil millones de dólares de las reservas —50,000,000,000– y era insostenible el tipo de cambio flotante que se tenía con el dólar. La crisis económica que se desató al inicio de su sexenio —y que no se podía evitar— se sumó a la de corte político que venía de antes, marcada por el citado magnicidio.

Pero Zedillo nunca culpó al pasado del desastre que lo recibió. Lo que hizo fue encontrar las formas de salir de tan terrible atolladero.

¿Fue fácil? No. ¿Tuvo un altísimo costo para la población? Sí. ¿Pudo haber sido peor? Sin lugar a dudas.

Ese primer mandatario entrante, que enfrentó la debacle económica (una que significó muy significativas pérdidas de empleo y cierre de empresas y generadores de riqueza), había tomado una estafeta que podía haber sido utilizada para restringir las libertades y coadyuvar a tener otros 70 años del PRI. Lo que logró al final de su sexenio fue algo diametralmente distinto: la consolidación del IFE y la alternancia en el poder presidencial. Eso además de dejar una economía en orden y en pleno crecimiento.

Lo que hizo Zedillo se dice sencillo y de corrido; haberlo logrado —¡y sin tanta violencia como la que se vive hoy en día!— es tarea mucho muy complicada. Establecer las reglas del juego democrático, por un lado, y dar una autonomía de facto a la SCJN con un mecanismo claro para nombrar a los ministros, por el otro. Uno de ellos, Olga Sánchez Cordero. ¿Habrá olvidado la hoy senadora lo que pasó hace un cuarto de siglo? La memoria corta de la 4T…

Andrés Manuel López Obrador, por su parte, recibió un país con una democracia joven (sistema por el cual accedió a la Presidencia), que sólo iba en camino de seguirse fortaleciendo, y con una economía en crecimiento. Y ante ese panorama tenemos que él se decanta por debilitar el INE; de hecho, trata de desaparecerlo. Mientras, por lo que a la economía se refiere, aun antes de la pandemia, logró que el crecimiento del PIB fuera tan sólo de 0.1%.

En un seminario en España, Zedillo ofreció recientemente una descripción del populismo en América Latina; habló de lo mal que había sido manejada la pandemia en seis países latinoamericanos, al igual que en Estados Unidos, el Reino Unido, España e Italia. Explicó lo que falta por hacerse y lo que puede lograrse. Una explicación que vale la pena escuchar.

Pero su participación valió para que en la mañanera (y luego muchos de los corifeos de la 4T) recordarán que él fue quien creó el Fobaproa y se tergiversaron muchos datos. Calaron hondo en Palacio Nacional los comentarios de Zedillo; unos, por cierto, en los que no nombraba a López Obrador. Sí, 17 minutos de intervención en los que en NINGÚN momento menciona a México.

La Cuarta Transformación ‘se puso el saco’, como se dice coloquialmente, en cuanto el ex mandatario describió a los gobiernos populistas y muchas decisiones donde sí, parecía que describía a México, pero igual podía tratarse de Argentina, de Brasil, de Perú… A este régimen que hoy nos gobierna le dolió la alocución mencionada porque la descripción le quedó “pintada”; y ‘presto’, dio acuse de recibo.

De sobra conocido es que a la autoridad que hoy nos gobierna le encanta hablar del pasado y culpar a todos de lo que ocurre hoy. Sin embargo no puede aplicar esa misma receta para entender lo que ocurrió al inicio de aquel otro sexenio.

Pues bien, al abrir la caja de los recuerdos de lo que pasó con Zedillo, los lopezobradoristas corren el riesgo de salir mucho muy raspados. Mencionemos tan solo un ejemplo: Zedillo logró que el PRI aceptara el resultado del juego democrático y, además, que no tuviera otra opción sino la de entender que el presidente buscaba la “sana distancia” entre el gobierno y el partido en el poder.
¿Lo podría entender así Morena y gestionar de esa manera Andrés Manuel? La respuesta es NO.

Sugiero que el gobierno actual se mire bien en un espejo. Está destrozando la competitividad, aumentando el riesgo país, estableciendo la militarización de sus instituciones y dinamitando el sistema democrático.

La pregunta queda: si la 4T considera que Zedillo tiene tan poca credibilidad, ¿por qué gastar tanta saliva en desmentirlo?

Viene siendo momento de que López Obrador y su movimiento encaren el presente y propongan soluciones para los múltiples problemas que han ocasionado y que apesadumbran a nuestro país.

Mas no lo harán. Es más fácil tergiversar el pasado y perderse en sus recovecos.

POR VERÓNICA MALO GUZMÁN
VERONICAMALOGUZMAN@GMAIL.COM
@MALOGUZMANVERO

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