Esta semana, la verdad, los derechairos deben traer a los astros en contra. Para empezar, el escándalo que querían crear con el libro El Rey del Cash resultó hacer todo lo contrario y si no me creen nomás lean esto que escribió el buen Jorge Zepeda Patterson: “Si era el rey del cash, López Obrador resultó más bien centavero. En lugar de dar cuenta de la “riqueza inexplicable”, lo que describe, sin querer, es la “pobreza explicable” (…) como rasgo genuino del tabasqueño, una verdadera anomalía entre la clase política”.
Luego siguieron los que hasta festejaron casi casi con Mariachi, un año más del Cualiacanazo, que fue de los primeros grandes retos que tuvo que aventarse AMLO a unos meses de asumir la Presidencia.
Ese día del año 2019,algunos dicen que el narco le ganó al Estado mexicano. Y otros aseguramos que mi Presidente demostró cómo se tiene que ponderar la seguridad de toda una población, por sobre un logro que podría haber presumido con campanas al vuelo de haberse consumado. Y me refiero a la detención de Ovidio Guzmán, hijo de El Chapo.
Lo entretenido aquí son las versiones que fueron apareciendo con cuentagotas al paso del tiempo. La primera narra que tanto el Ejército, como la entonces recién creada Guardia Nacional, patrullaban descuidadamente una zona y literalmente comían camote porque no sabían que ahí vivía el hijo de El Chapo alias El Ratón. La otra versión asegura que el Ejército en verdad quería echarle el guante al chavo con fines de extradición.
Y la tercera, que el coronel Juan José Verde Montes, quien por sus arrestos se fue por la libre y sin consultar a sus superiores, se aventó el operativo como líder del Grupo de Análisis de Información del Narcotráfico. Y una más es que el narco corrido deja entrever que si el Chapito la armó de pex, fue porque temía por la vida de sus hijas. Y esto da pie al siguiente revés derechairo.
Al salir la encuesta de percepción acerca de la violencia por parte del Inegi, resulta que ésta ha caído a 64.6%. Y en lo general aquellas ciudades donde las personas declararon sentirse seguras eran entre dos o tres de cada 10. Sin embargo, donde se sienten seguras son entre seis o siete de cada 10.
Así que, aunque los números reales de los delitos hayan caído, todavía se debe trabajar en la percepción. Claro que los medios chayoteros tampoco abonan. Y esto provocó un tirito entre Adán Augusto y Enrique Alfaro, a raíz de que el secretario de Gobernación aseguró que: “Cuando se habla de baños de sangre en el país, se piensa en Guanajuato, Jalisco y Michoacán”, palabras que le abrieron en el cutis al góber de Jalisco.
Y como argumento usó que: “Porlomenos 10 estados encabezados por Morena registran índices delictivos más altos que los reportados en su estado”. Y ésto fue aprovechado por Adán Augusto, quien señaló que eso es “una prueba más de por qué el Ejército debe seguir en las calles”.
POR FERNANDA TAPIA
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