COLUMNA INVITADA

Comercio y el medio ambiente

La mayoría de la población mundial cree que el cambio climático es real y que ha sido provocado o por lo menos acelerado por la acción del hombre, pero hay muchos todavía que lo ven como un proceso natural

OPINIÓN

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José Ignacio Zaragoza Ambrosi / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Continuamente se ha señalado que el año 2030 es la fecha límite de la humanidad para evitar una catástrofe global provocada por el cambio climático. La extinción total de los arrecifes de coral, diez millones de personas más expuestas a inundaciones, cada vez menos zonas aptas para el cultivo de alimentos, etc. Según el reporte de la Organización de las Naciones Unidas contra el cambio climático, vamos camino a un aumento de 3 grados centígrados, muy por encima del máximo de 2°C contemplado por los Acuerdos de París. Esos mismos de los que Donald Trump retiró a los Estados Unidos por no creer en el tema, y a los que Joe Biden regresó.

Para darnos una idea, los científicos afirman que una diferencia de solo medio grado de temperatura tendría consecuencias devastadoras para nuestro planeta, por lo que cada vez es más urgente limitar el aumento de la temperatura global a un máximo de 1.5 grados centígrados.

Pero, ¿realmente existe el compromiso global para frenar esto? En papel sí, en la realidad no hay voluntad política ni económica para frenarlo. Demasiados intereses de por medio. 

Según una encuesta de Ipsos, México es uno de los países más conscientes y preocupados de la situación. De acuerdo con el sondeo, mientras en promedio el 56% de la población a nivel global afirma que el cambio climático ya ha tenido afectaciones severas en el lugar donde vive, en el caso de nuestro país el 75% de las personas admiten ya sufrir estos cambios. 

La mayoría de la población mundial cree que el cambio climático es real y que ha sido provocado o por lo menos acelerado por la acción del hombre, pero hay muchos todavía que lo ven como un proceso natural, como fueron las glaciaciones de hace millones de años. Y a esto se suma que el 93,5% de las personas encuestadas no conocen los planes llevados a cabo por las administraciones nacionales ni mundiales contra el cambio climático.

Otro estudio revela que, aunque el cambio climático se considera el primer problema a escala mundial, no lo es para la población a escala local, es decir, en su entorno más cercano tienen otras preocupaciones: la seguridad, la economía, la salud, etc. Sin embargo, casi el 40% de los mexicanos perciben que gracias a los efectos que tendrá el cambio climático en sus vidas, deberán abandonar sus hogares en los próximos 25 años debido a los efectos del clima sobre sus poblaciones.

¿Y todo esto qué tiene que ver con el comercio exterior del que hablamos siempre en esta columna? Pues que en esta semana en la Organización Mundial de Comercio se celebró la Semana del Comercio y el Medio Ambiente. “Cuando el tiempo apremia con respecto al futuro del planeta, la cooperación entre los Gobiernos y las partes interesadas es más esencial que nunca para encontrar con rapidez soluciones sostenibles a través del comercio”, señalaron en la inauguración del evento.

“Necesitamos actuar con audacia y rapidez para hacer frente a esta realidad y convertir el comercio en una actividad económica totalmente sostenible”, dijo el Director General Adjunto, Jean-Marie Paugam, y señaló que la OMC debe habilitar plenamente las políticas de sostenibilidad. Esto al recordar que los esquemas productivos (las fábricas) y los procesos logísticos (el transporte de mercancías) son de los principales contaminantes del mundo moderno.

Los funcionarios de la OMC creen que este foro puede ser ese lugar para detonar la cooperación mundial y sobre todo centrar los esfuerzos en los países en desarrollo, en particular los países menos adelantados, para que puedan transitar a un comercio más verde. Sin embargo, se les olvida que los países que más contaminan en el mundo no son siempre los que están en vías de desarrollo: China, Estados Unidos, la India, Rusia, Japón, Irán, Alemania, Corea del Sur, Arabia Saudita y Canadá, así el top ten de los más contaminantes que tendrían que parar en seco parte de su industrialización para revertir los efectos del cambio climático. 

Y qué tal esta revelación de terror: “Hay tantos movimientos transfronterizos ilegales de desechos como legales. Podemos diseñar todos estos maravillosos instrumentos internacionales para la circularidad, pero si hay fugas en el sistema, no podremos lograr los objetivos que nos hemos fijado. Estas iniciativas realmente muestran cómo necesitamos continuar trabajando juntos”, señaló Rolph Payet, Secretario Ejecutivo de los Convenios de Basilea, Róterdam y Estocolmo.

Ivonne Higuero, Secretaria General de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES), llamó la atención sobre la caída de las poblaciones animales. “Algunas poblaciones de animales se han reducido en alrededor de un 70% en los últimos 50 años. Seamos claros, estos números no se pueden sostener. Estamos en un momento de crisis y o actuamos ahora o no habrá tiempo después”, dijo, instando a la necesidad continua de tomar medidas enérgicas contra el comercio ilegal de vida silvestre.

“Si queremos lograr la agenda 2030 y la visión de vivir en armonía con la naturaleza, necesitaremos detener la pérdida de biodiversidad. El régimen de comercio internacional puede contribuir. Espero que podamos aprovechar los éxitos y replicar y aumentar aún más las contribuciones en el resto de esta década”, señalaron los funcionarios de la OMC.

Pero yo me quedo con esta cita de Sonja Leighton-Kone, Directora Ejecutiva Adjunta Interina del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente: “La construcción de una mayor resiliencia para nuestra economía global solo puede lograrse mediante la creación de una mayor coherencia entre el comercio, las finanzas, el desarrollo y el medio ambiente. Los ministros de comercio y medio ambiente deberían unirse a la mesa para este fin”, aunque yo lo escalaría a nivel de presidentes o primeros ministros de las naciones, aunque muchos están ocupados con su agenda local entre guerras comerciales, guerras fratricidas, elecciones, etc. Luego no se diga que nadie nos avisó o que no lo vimos venir.

POR JOSÉ IGNACIO ZARAGOZA AMBROSI
EXPERTO EN COMERCIO EXTERIOR
@ignaquiz

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