ALHAJERO

Ríspida, terrible comparecencia

El general secretario aguantaba vara prácticamente inmóvil, las quijadas apretadas, sorbiendo en ocasiones tragos de café

OPINIÓN

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Martha Anaya / Alhajero / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Fueron tres horas turbulentas, plagadas de reclamos a los secretarios de la Defensa y de la Marina, testigos silentes de la comparecencia de la secretaria de Seguridad. Tres horas en el Senado, repujadas de epítetos groseros e hirientes al gabinete de Seguridad; de señalamientos de “traición” entre los senadores, de recriminaciones a la oposición por su “cinismo, descaro y oportunismo”.

Tres horas en las que tantito surgía el sarcasmo de Emilio Álvarez Icaza para dar la bienvenida a Rosa Icela Rodríguez como “vocera” de las Fuerzas Armadas, o del priista Mario Zamora, sugiriendo que para la estrategia de ‘Abrazos y no balazos’ mandaran mejor a los del DIF y no a los soldados; que los adjetivos de la morenista Lucía Trasviña llamando a sus críticos “¡Escorias!”, “¡Basura!”, “¡Cabrones mentirosos!” “Fuera los pedorros!”. Se esperaba una comparecencia ríspida. El rechazo del secretario de la Defensa a comparecer en la Cámara de Diputados, y luego el cambio de formato en el Senado para evitar hablar, encendieron los ánimos.

La comparecencia comenzó con planteamientos críticos, incluidos los de Movimiento Ciudadano, en un tono respetuoso. Pero cuando tocó el turno a la panista Lilly Téllez, aquello reventó: Hace uno año —les dijo al general Luis Cresencio Sandoval y al almirante Rafael Ojeda— ustedes vinieron a cobijar a la secretaria de Seguridad. Ahora, vienen escondidos bajo la manga de la secretaria... 

El clima se descompuso en el recinto. Germán Martínez azuzó el fuego: quienes pensamos distinto a usted, ¡no somos traidores!, reclamó prácticamente a gritos al titular de la Sedena.

El general secretario aguantaba vara prácticamente inmóvil, las quijadas apretadas, sorbiendo en ocasiones tragos de café. El almirante secretario apenas lograba disimular su enojo, la sangre que le hervía. Ambos flanqueaban silenciosos a Rosa Icela en lo alto de la tribuna. Imagen que sirvió al del partido naranja, Marco Antonio Gama, para ilustrar:

—Esa imagen es reflejo de cómo está la seguridad: una secretaria batallando con la comparecencia y la seguridad. Y los demás, inactivos. Así trabajan.

Ricardo Monreal estalló: ¿Por qué tenemos que aguantar esta sarta de mentiras? ¿Su cinismo ramplón? ¿Ya vieron el salón semivacío? ¿Dónde están los que insultan?

Rosa Icela, no desmayes, apremió el zacatecano. Pero la titular de Seguridad ya no estaba de humor. Anunció que entregaría sus respuestas por escrito y agregó, ante los senadores, que ella se sentía “orgullosísima” de trabajar en el gobierno de López Obrador y con el gabinete de Seguridad. Dicho lo cual, soltó un “hasta luego” y se retiró. 

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GEMAS: Obsequio de Rosa Icela Rodríguez, secretaria de Seguridad: “Los militares obedecen a militares. La única excepción es al Presidente de la República; a él lo reconocen como autoridad, es el jefe de las Fuerzas Armadas”.

POR MARTHA ANAYA
MARTHAMERCEDESA@GMAIL.COM
@MARTHAANAYA

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