COLUMNA INVITADA

La pax narca de Morena

Cada quien responderá por sus actos, pero no se avizora nada bueno en materia de derechos

OPINIÓN

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Federico Döring / Colaborador / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Es un craso error suponer que AMLO recurrió al Ejército sólo como un subterfugio legal para poder llevar a cabo sus “elefantes blancos” por encima de los amparos con el prurito de la seguridad nacional. Se trata de una estrategia para poder contratar con opacidad y sin fiscalización, como se evidenció esta semana con el caso del mismo hijo del “zar inmobiliario” Manuel Bartlett, involucrado antes en los sobreprecios de los ventiladores artificiales durante la pandemia adquiridos por el IMSS.

El apoltronamiento político del Ejército ha resultado la mejor herramienta de corrupción sin transparencia del presente gobierno, pero el argumento de su honestidad a prueba de todo ya se desmoronó con la información divulgada por “Guacamayas”, al grado que el Presidente, como ni siquiera con el caso de la “Casa Gris” y su hijo en Houston, vetó el tema de sus “mañaneras” como confesión tácita de su incapacidad para enfrentarlo.

La primera sospecha de corrupción y negocios derivada de “Guacamaya” ha llegado al primer círculo de AMLO al señalar sospechas por parte del Ejército de Daniel Asaf, coordinador de la Ayudantía que se encarga de la seguridad de AMLO. Pero el fondo del dilema es que la ampliación de la intervención extraordinaria de las Fuerzas Armadas es por el fracaso de Luis Rodríguez Bucio al frente de la Guardia Nacional. Él y AMLO fracasaron en la transición pactada en el Senado que garantizaba un mando civil y la capacitación de los nuevos cuadros, increíblemente ningún legislador federal le ha llamado a cuentas ni ha solicitado su renuncia por tal incumplimiento, ni siquiera una explicación ha dado.

El argumento básico es que habría nuevos controles y rendición de cuentas que la soberbia del general secretario Sandoval, y los hechos han demostrado que sólo fue un “sueño guajiro” de algunos Senadores de “oposición” para “justificar” su voto a favor. La nueva comisión bicamaral y los informes serán de contentillo y condicionados a un trato dócil y sumiso del Congreso.

En el fondo de la hipocresía está la “pax narca” de Morena, que pretende seguir haciendo narcopolítica para ganar elecciones, como en Sinaloa y Sonora con el fentanilo o en Tamaulipas con el “huachicol” de Sergio Carmona. Al Ejército le han lisonjeado con presupuesto y contratos para que se distraiga de combatir al narcotráfico, por ello “Guacamayas” ha expuesto que, aunque la Sedena sabía que se han vendido armas a los criminales desde el Campo Militar No. 1, que el Secretario de Gobernación, cuando era gobernador de Tabasco entregó la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana al “CJNG”, que cuando Cuitláhuac García en Veracruz está apoyando al “Cártel del Noreste”, y que cuando en Tabasco exportan “huachicol” desde Dos Bocas a Arabia Saudita, NADA PASÓ.

Nunca el Ejercito actuó o intervino, sólo documentó y contempló los delitos y la narcopolítica, y ahí está el pecado mortal de haberles corrompido con dinero presupuestal para distraerles de la delincuencia organizada con la que algunos candidatos de Morena han venido ganando elecciones, para después corresponderles desde el gobierno.

Si la intervención del mandato ampliado sólo será contemplativa y de crónica documentada, en NADA se avanzará, ni en el corto ni en el mediano plazo. Nadie trabajará por fortalecer mandos civiles, pues ahora incluso la Guardia Nacional se pretende adscribir a la Sedena, con lo cual estaremos peor que antes.

Al tiempo cada quien responderá por sus actos, pero no se avizora nada bueno en materia de derechos humanos, seguridad ciudadana, Estado de Derecho, transparencia y democracia, con estas últimas traiciones de AMLO y Morena a su palabra empeñada.

POR FEDERICO DÖRING

DIPUTADO LOCAL DEL PAN

@FDORINGCASAR

MAAZ