Como lo adelanté en la entrega de finales de julio, el domingo dos de octubre se celebraron elecciones generales en Brasil y fallé, al igual que un buen número de encuestadoras, al suponer el triunfo por una amplia ventaja de Luiz Inácio Lula da Silva sobre el actual presidente del país carioca, Jair Messias Bolsonaro. Los resultados arrojaron números muy apretados entre estos dos contendientes en virtud de que Lula obtuvo el 48% de los votos totales, mientras que Bolsonaro el 43%.
Cabe señalar que en esta primera vuelta se registró una participación cercana al 80%, de un padrón de 156 453 354 ciudadanos registrados. Ninguno de los dos principales contendientes llegó a rebasar el umbral del 50% requerido para evitar la segunda vuelta, por lo que ésta tendrá lugar el próximo domingo 30 de octubre, evento al que solo acudirán Lula y Bolsonaro.
Existe una diferencia de cinco puntos porcentuales entre el primero y el segundo lugar, lo que equivale aproximadamente a 8.5 millones de votos, es por ello que los resultados obtenidos por parte del tercero y cuarto lugar de Simone Tebet del Movimiento Democrático Brasileño (4.2%) y de Ciro Ferreira Gomes del Partido Democrático Laborista (3%), respectivamente, son de gran interés para los punteros.
Ciro Gomes ya ha declarado públicamente que respaldará a Lula en la segunda vuelta, mientras que el Partido del Trabajo de Lula ya busca acercamiento con Tebet quien se destacó como senadora crítica de Bolsonaro respecto del manejo de la pandemia por COVID-19.
A pesar de que había señalado anticipadamente un posible fraude electrónico, el actual presidente de Brasil celebró los resultados de la elección, sobre todo los números de las elecciones legislativas en las que su partido obtuvo ocho escaños al Senado de los 27 en disputa, mientras que para la Cámara de Diputados obtuvo 99 asientos de los 513 que la componen, siendo así la primera fuerza política en ese órgano legislativo.
En el eventual caso de que Lula obtenga el triunfo en la elección presidencial, tendría un escenario complicado con el Poder Legislativo en materia de gobernabilidad, escenario que conoce a la perfección. Por cierto, el Juez que llevó a Lula a ser encarcelado, Sergio Moro, obtuvo un escaño para el Senado brasileño.
En general, los resultados de la elección arrojan un mapa dividido en dos: el norte del país apoya mayoritariamente a Lula, mientras el sur respalda a Bolsonaro, lo que muestra un país marcadamente dividido y polarizado, que no vota masivamente por opciones de centro de su espectro político; es por ello que se espera una segunda vuelta de pronóstico reservado. Las encuestas levantadas luego del debate del pasado domingo presentan nuevamente a Lula como favorito, pero éstas ya se equivocaron anteriormente, así que mejor esperemos al 30 de octubre.
POR ABELARDO RODRÍGUEZ DESALES
SOCIÓLOGO
MAAZ