Desde el domingo 16 de octubre, el Partido Comunista de China celebra su Congreso quinquenal, el vigésimo desde su fundación en 1921.
Es el cónclave político más importante de la nación más poblada del planeta, que es hoy la segunda potencia global, y de cuyas deliberaciones surgirán acciones que tendrán gran impacto los próximos años tanto en China como en el mundo.
El XX Congreso del PCCh ocurre en un momento difícil de la economía global –inflación rampante, desequilibrios financieros y monetarios generalizados–, complicado por los enormes costos económicos y sociales de la pandemia y la creciente confrontación entre las dos grandes potencias, nuevos desafíos geopolíticos regionales y una larga cadena de retos que tiene interés para todo el planeta.
El resultado más importante del Congreso será la renovación de la dirigencia política, en lo que no se anticipan sorpresas. En los próximos días, se dará a conocer otra renovación del mandato de Xi Jinping como Secretario General del Partido, y su consecuente confirmación a principios de 2023, como Presidente de la República y Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas.
En esta sesión, se anunciará la nueva configuración del Comité Central y del Buró Político del Partido. Se espera una reafirmación de los grupos cercanos a Xi y su proyecto de largo plazo, que en 2017 llevó a los cambios constitucionales en los que hoy se basan las decisiones del partido.
En el XIX Congreso se tomaron decisiones extraordinarias, como la incorporación del "pensamiento de Xi Jinping" en la Constitución, en un nivel que antes sólo se había otorgado a Mao Zedong y a Deng Xiaoping, lo que aseguró la continuidad de su liderazgo y la modificación de la regla que limitaba a dos periodos el mandato del Secretario General y, consecuentemente, del Presidente de la República.
Dichas reformas constitucionales llevaron también a la adopción de una nueva "política exterior de gran potencia, con características chinas", más asertiva, con proyección global, a reafirmarse en esta asamblea.
Otro importante resultado se relaciona con posibles modificaciones a las prioridades financieras. Entre los mayores logros del modelo de crecimiento de China de las últimas décadas, de apertura económica y expansión comercial, destacan el combate a la pobreza y la incorporación de casi 800 millones de personas a los mercados laboral y de consumo. Recientemente, la disminución en la tasa de crecimiento, acentuada por las políticas de contención de la pandemia y las afectaciones en las cadenas globales de valor, además de los desafíos de la competencia sistémica entre grandes potencias, podrían traducirse en ajustes al modelo de crecimiento de China y su relación con el resto del mundo.
La gobernanza del gigante asiático se presenta, así, como un elemento de importancia para el desarrollo global y las relaciones internacionales, que obliga a prestar especial atención y dar seguimiento en detalle.
POR JOSÉ LUIS BERNAL RODRÍGUEZ
EXEMBAJADOR DE MÉXICO EN CHINA
COORDINADOR DE LA UNIDAD DE ESTUDIO Y REFLEXIÓN SOBRE CHINA EN EL COMEXI
MBL