TECHOS DE CRISTAL

Una revictimización

Con la adaptación de la novela de Carol Oates, Blonde se suma a las cintas que retratan la vida de la icónica artista de Hollywood

OPINIÓN

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María Milo / Techos de Cristal / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Foto: Especial

Más allá de hacer un análisis cinematográfico o artístico, me parece interesante exponer lo que el foco de esta película pone en evidencia sobre la actualidad.

El director dijo que la obra se trata de “una mujer que tenía todo, desde la belleza hasta la fama, y aún así decidió quitarse la vida”. Al ser una obra de ficción, es claro que no tiene que ajustarse a la realidad, pero es importante juzgar la perspectiva que expone. Si cuenta una historia basada en un personaje verdadero, pero usa licencias creativas y narrativas ficticias, debe haber una justificación.

La narración se centra en la relación que Norma Jean, mejor conocida como Marilyn Monroe, tuvo con directores abusivos, un papá ausente, esposos que no se esforzaron en entenderla, una mamá con trastornos mentales y sus bebés no nacidos.

Desde las primeras escenas, la integridad de la protagonista pasa a segundo plano con el bombardeo de tristeza y dolor que se expone desde una mirada victimista, enseñando a la estrella de cine como una muñeca rota, sexualizada, incapaz de tomar sus propias decisiones.

La tragedia femenina es idealizada y fetichizada. Con una dosis excesiva de sufrimiento, se refuerza la imagen de Monroe como objeto sexual, deseable y culpable de sus desgracias.

En ningún momento se cuestiona a los responsables de la explotación y sexualización de la actriz detrás de cámaras. Tampoco el sistema que le negó el poder interpretar personajes complejos, más allá de amantes y casa fortunas.

Borraron todo lo que la dignifica. No se enseña su interés por la política (fue activista antinuclear y defensora de los derechos civiles); ni su profesionalidad al convertirse en actriz, ni las decisiones que tomó para crear su propia productora. En ningún lado vemos a la mujer que despertó admiración por su disciplina y dedicación, la que convirtió sus cicatrices en elementos de dramatización, la que a pesar de sus carencias y condiciones de salud se convirtió en una de las figuras más importantes del cine.

Si la historia se hubiera analizado bajo una perspectiva de género, habríamos podido entender cómo el funcionamiento del mundo en esa época determinó sus necesidades, oportunidades, expectativas, obligaciones, derechos y calidad de vida como mujer. Además, se habría planteado en los espectadores una pregunta muy importante: ¿qué se puede hacer para que no siga pasando?

Pretendiendo hacer una crítica a la industria que explotó mente, cuerpo y alma de la actriz a manera de espectáculo, Blonde terminó revictimizándola, usando sus tragedias y lagrimas para vender un drama que de otra manera no habría podido respirar. ¿Qué nos dice sobre el siglo XXI que esta obra de ficción se declare feminista? ¿De qué manera estas narrativas influyen en la historia que las mujeres nos contamos todos los días? ¿Realmente ha cambiado la situación desde que Norma Jean construyó un personaje alrededor de lo que el mundo le dictaba que tenía que ser?

Por María Milo

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