TRES EN RAYA

¿Hasta que la muerte nos separe?

John Ackerman e Irma Eréndira Sandoval, quienes se quieren tanto, se divorciaron… de Morena. La razón esgrimida por ellos es “maltrato”

OPINIÓN

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Verónica Malo Guzmán / Tres en Raya / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Y reventó. Se separaron. John Ackerman e Irma Eréndira Sandoval, quienes se quieren tanto se divorciaron… de Morena.
Como en cualquier matrimonio bien que terminó malavenido, los Ackerman-Sandoval se pelean con la Cuarta Transformación. La razón esgrimida por ellos es “maltrato”.

John M. Ackerman acusa que el adiós a su programa en el Canal Once y a su columna en La Jornada se debe a diferencias con Mario Delgado y otros integrantes de Regeneración Nacional. Su esposa, solidaria, está de su lado y clamó en Twitter por su “amado y admirado compañero de lucha y de vida”. Hace bien, que ni qué.

Eso sí, en el arrebato tuitero confundió al autor del poema que citó. Dijo que se trataba de Bertolt Brecht, cuando que el autor del texto es Martín Niëmoller. No pasa nada.

A la suspensión de su programa televisivo y de su acostumbrada publicación en el diario antes referido, le antecedió días antes el hecho de que Ackerman había señalado que no hay tolerancia para los críticos internos “que luchamos por la democratización de Morena y el poder de las bases”. Ya luego dijo: “A quienes tenemos la aspiración de ejercer la política de otra manera nos tildan de ‘traidores’ y nos llaman ‘divisionistas’. Esto no es un fenómeno aislado. Así como a mí me cancelan espacios periodísticos, a lo largo y ancho del país, los obradoristas más comprometidos sufren despidos, amenazas, allanamientos y escarmientos con el fin de castigarlos por su digna rebeldía en contra de la reproducción de las más rancias prácticas del viejo régimen en el seno del partido de la 4ta Transformación…”

Se le podría decir que por supuesto reproducen las rancias prácticas, pues la gran mayoría de los hoy morenistas derivan de otros partidos y su mayor parte proviene del PRI. Pero creo es obvio e innecesario. Si acaso señalar: se los dijimos.

Y sí, no solo a él lo cancelan de espacios periodísticos. Hay otros miembros del Movimiento que se están quedando fuera. Porfirio Muñoz Ledo, Gibrán Ramírez, entre muchos. Cualquiera que se atreva a no estar de acuerdo con disposiciones de la cúpula morenista. Esto es, miembros del partido señalan como culpables de esta división a Mario Delgado y demás directivos de Morena. Mas lo cierto es que ninguno soporta las críticas; ni los que se van cuando estaban dentro ni los que se quedan.

Exigen pruebas, sin embargo es común toparse con que, sin prueba alguna, deslegitimizan los cuestionamientos; utilizando frases trilladas y generalizadas como “extrañan el chayote”. La crítica propia, la interna, esa es silenciada y quienes la profieren son tachados de traidores. Ahora que está tan de moda pedir pruebas, esto es, que obradoristas las exigen ante cualquier controversia que pudiera afectarles, aquí tienen una: un excompañero de lucha les está demostrando que él fue víctima de censura por parte de este gobierno, uno que se comporta igual a los de antes.

De esta forma, paradójicamente, mientras Ackerman fue de las voces más estridentes en defensa de la 4T, el mismo régimen lo volvió un vocero no oficial de sus propuestas. Ahora, que les resulta incómodo, el camino es censurarlo, cerrándole los canales de comunicación.

¿Cuándo inició esa censura? ¿Cuándo el hermano de Eréndira, al no ser elegido en la encuesta interna de Morena como candidato a la gubernatura de Guerrero permitió que se supiera de las denuncias en contra de Félix Salgado? ¿Es incorrecto señalar a un presunto violador? ¿Es requisito solapar la criminalidad y la corruptela si esta proviene de un miembro de la 4T? Aquí no se premió ni siquiera ese 10% de honestidad que pregona López Obrador. A los pocos meses Irma Eréndira abandonó el gobierno y ahora a su esposo lo censuran en medios oficialistas.

No es el primer divorcio de Morena ni será el último. ¡Qué va! Los pleitos cada día serán más. Al igual que en algunos matrimonios, los miembros de Morena no seguirán atados a la causa hasta que la muerte los separe. Bastarán el enojo de la cúpula, la puesta en evidencia de las impurezas internas o la crítica no soportada, para que la vida los vaya separando. Y es que López Obrador y su Movimiento tienen un sentido de lealtad deformado, equivocado, perverso.

POR VERÓNICA MALO GUZMÁN
VERONICAMALOGUZMAN@GMAIL.COM
@MALOGUZMANVERO

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