PIDO LA PALABRA

El odio

Los años de la cuarta transformación que transcurre en nuestro país, serán recordados como un periodo

OPINIÓN

·
Raciel Pérez Cruz / Pido la Palabra / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Foto: Especial

Los años de la cuarta transformación que transcurre en nuestro país, serán recordados como un periodo en que la difusión del odio estridente de unos cuantos, inundó el ambiente nacional de principios de siglo. Odio y desprecio para propagarse en la prensa y en las redes sociales, odio que nubla la inteligencia y da paso a la manipulación. Ningún personaje de la vida contemporánea de México ha sido tan atacado como el Presidente Andrés Manuel López Obrador y todo lo que representa: líder carismático que provoca afectos, pasiones y emociones.

Mesías tropical, dictador, tartufo, loco de Macuspana, populista, entre otros calificativos son recurrentes en el debate de la vida política. Bilis, odio, veneno que alimentan un discurso que pretende polarizar a la sociedad mexicana e inyectar confusión. Amparados en la plena libertad de expresión, un sector acostumbrado a los privilegios del pasado vocifera y advierte todos los días la inminente instauración de una dictadura que condenará al país a un abismo y la cancelación de todas las libertades. Campañas de odio enfermizo que pretenden deformar la realidad para restituir sus intereses.

La difusión del odio parte de un cálculo político cimentado en un leguaje que apela a prejuicios de raza o de clase. No importa la verdad, lo que importa es generar la percepción de una realidad diferente. De tanto difundirse, ese discurso convence a algunos, que como cruzados replican desde diferentes medios y de distintas formas los mensajes cargados de mala entraña que confrontan la tolerancia y la convivencia democrática.

Hace algún tiempo, el antiguo guerrillero y sobreviviente de los horrores de las dictaduras sudamericanas, el ex Presidente del Uruguay, José Mujica, afirmó: “en mi jardín hace décadas que no cultivo el odio, porque aprendí una dura lección que me puso la vida, que el odio termina estupidizando y que nos hace perder objetividad frente a las cosas, el odio es ciego como el amor, pero el amor es creador y el odio nos destruye, una cosa es la pasión y otra cosa es cultivar el odio”.

Todos los días una inmensa cantidad de mexicanas y mexicanos contrastan una realidad que en nada se parece a la que describen los difusores del odio. Lo cierto es que detrás del Presidente López Obrador, hay millones de mexicanos que lo respaldan.

La polarización es un fenómeno social anidado en unos cuantos. Aún con contradicciones, tensiones y saldos pendientes, la cuarta transformación avanza. Y es que el odio no alcanza para construir una propuesta política, la oposición sigue sin entender que no entiende; la falta de ideas y propuestas no se subsana con discursos amargos. La esperanza y el futuro no se construyen desde el encono ni desde el odio.

POR RACIEL PÉREZ CRUZ 

COLABORADOR

MAAZ