COLUMNA INVITADA

Desmond Tutu y la implacable muerte

Criticó desde la iglesia al apartheid, realizando acciones pacíficas para combatir la segregación racial

OPINIÓN

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Eduardo Macías Garrido / Colaborador / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Perdemos a un imparable defensor de los derechos humanos, se fue un símbolo de la lucha contra el apartheid, un hombre que a sus 90 años nos hará falta. Arzobispo sudafricano, Premio Nobel de la Paz, luchador social que se pronunciaba en contra del racismo, activista por la igualdad, hombre íntegro contra las fuerzas de la segregación y separación de la población por motivos raciales o étnicos. Desmond Tutu nació en 1931 en Klerksdorp, al noreste de Sudáfrica. Estudiaba para ser maestro, tarea que abandonó en 1953, luego de que la segregación racial se extendió en las escuelas.

Es así como se unió a la iglesia, donde se desempeñó en diferentes cargos como el de obispo de Lesotho y Johannesburgo, después fue arzobispo de Ciudad del Cabo y secretario general del Consejo de Iglesias en Sudáfrica.

Si existieran más hombres como él, este mundo sería diferente. Criticó desde la iglesia al apartheid, realizando acciones pacíficas para combatir la segregación racial.

Junto con Nelson Mandela, se convirtió en uno de los personajes más reconocidos, quien por cierto al asumir la presidencia de Sudáfrica, nombró a Tutu presidente de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación. Siempre congruente, llevó las palabras a los hechos y aseguró: “Yo no veneraría a un dios que es homófobo y eso es lo que creo profundamente sobre esto”.

Durante los 80 encabezó la lucha contra el SIDA, promoviendo el uso de preservativos. No sólo criticó la corrupción y nepotismo del Congreso Nacional Africano, al exterior defendió a los tibetanos que eran oprimidos por China y en 2010 pidió a los terroristas de ETA que dejaran de asesinar.

Por eso hoy el mundo entero lamenta su pérdida, no sólo Sudáfrica llora a Desmond Tutu, también lo hacen los grupos LGBTQ, los palestinos y los activistas, y defensores de la justicia climática. “En cualquier lugar donde la humanidad de las personas se vea socavada, en cualquier lugar donde la gente esté hecha polvo, allí encontraremos nuestra causa”, dijo.

Era conocido como la voz de los sin voz de los negros sudafricanos. Sin embargo, su punto de vista sobre el poder de la verdad, la absolución y la reconciliación a veces le acarrearon problemas. Su sermón sobre la importancia del perdón después de visitar el memorial del Holocausto de Yad Vashem en Israel en 1989 provocó la ira de activistas judíos.

El Vaticano dijo en un comunicado que el papa Francisco estaba entristecido y ofreció su más sentido pésame a su familia y seres queridos. Se cierra un capítulo más en la historia de la humanidad con la muerte de Desmond, ojalá y existan más activistas como él, que vengan a levantar la voz por los más oprimidos, por los que sufren y pareciera que para muchos gobernantes no existen, son simplemente una estadística más.

Sin duda, este mundo sería mejor. Necesitamos líderes que hablen y actúen desde el corazón, con convicciones más que por intereses personales, más por humanidad que por la foto, más por amor que por el cargo. Más empatía y solidaridad con el prójimo que politiquería basada en utilidad.

POR EDUARDO MACÍAS GARRIDO
COLABORADOR
@EDUARDO84888581

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